Los vídeos policiales que recogen el incidente en el que el ciudadano negro Keith Lamont Scott perdió el pasado martes la vida por disparos de un agente se han convertido en el centro de la violenta polémica que desde entonces vive Charlotte, la mayor ciudad de Carolina del Norte (EE UU). La localidad se aprestaba ayer a ser escenario de una cuarta noche de protestas, pese al toque de queda decretado el jueves al conocerse el fallecimiento de Justin Carr, el joven manifestante que la víspera fue herido de extrema gravedad por un balazo. Horas antes del toque de queda, Charlotte estaba ya bajo el estado de excepción.

La tercera de las noches de protesta fue mucho menos violenta que las dos anteriores, precisamente porque los manifestantes estaban desafiando el toque de queda. Por ello su balance fue más leve: tres detenidos y cuatro heridos. Los miles de ciudadanos que se echaron a la calle a desafiar la prohibición redujeron sus acciones a recorrer el centro de Charlotte agitando carteles, clamando justicia por la muerte de Scott y exigiendo la difusión de los vídeos policiales.

La alcaldesa de Charlotte, Jennifer Roberts, expresó su satisfacción por el carácter pacífico de las protestas, aunque decidió prorrogar durante todo el fin de semana el toque de queda para "mantener los actuales recursos" policiales, que incluyen el despliegue de unidades de la Guardia Nacional.

Tanto Roberts como el jefe de la Policía del área Charlotte-Mecklemburg, Kerr Putney, precisaron que el toque de queda es un "instrumento" que las autoridades usarían sólo si las protestas se tornasen violentas como en las dos primeras noches.

La clave de la evolución del conflicto parece radicar, en cualquier caso, en los dos vídeos policiales que Putney ha anunciado que no difundirá por no considerarlos concluyentes y que la familia ya ha visto.

Después de este visionado, Justin Bamberg, abogado de los deudos, aseguró que "tienen más preguntas que respuestas" y pidió que la grabación sea difundida "inmediatamente". Según la familia, en el vídeo Scott no muestra signos de agresividad y no se aprecia que empuñe un arma, como aseguraron los uniformados en su informe. La alcaldesa coincidió con la familia en que no se puede sacar de los vídeos una conclusión sobre qué portaba el fallecido en sus manos -un arma, según la Policía; un libro, según sus familiares-, aunque los agentes dijeron que Scott iba armado y suponía una "amenaza de muerte inminente".

La viuda de Scott tomó ayer la iniciativa y difundió una grabación en la que, aunque no se ve el momento de la muerte, se la oye pidiendo a los agentes que no disparen a su esposo pues, según dice, está desarmado. "No disparen, no está armado, no les hará nada". Sin embargo, en el vídeo también se oye un "no lo hagas, Keith", seguido de una llamada policial a que tire el arma, que no contribuye a despejar las dudas.