Cerca de un millar de refugiados se encuentran a la intemperie desde que el lunes por la noche un incendio destruyó en torno al 60 por ciento del centro de acogida de Moria, en la isla griega de Lesbos, en el mar Egeo. Las llamas obligaron a desalojar a las 4.000 personas que en esos momentos se encontraban en las instalaciones.

Se teme que la destrucción de buena parte de las instalaciones provoque peleas entre los albergados, y que estas sean aprovechadas por grupos neonazis para alimentar la espiral de tensión. Por esa razón, las autoridades han enviado a la isla a agentes antidisturbios. De hecho, aunque se desconocen las causas, los medios de comunicación helenos lo atribuyen a choques entre refugiados tras correr el rumor de una inminente deportación a Turquía.