Los líderes de la UE celebran hoy en Bratislava una cumbre sin el Reino Unido de la que Angela Merkel y François Hollande pretenden que salga un calendario que marque el rumbo de la nueva Unión, ya sin el socio británico, que en junio decidió abandonar el bloque. Ambos quieren que el diseño de esa nueva Europa esté listo en marzo del año que viene, cuando se cumplen sesenta años de la creación de la Comunidad Económica Europea (CEE), embrión de la actual UE.

Como preámbulo de una cumbre que, aunque informal, fue presentada como crucial, la canciller alemana y el presidente francés avanzaron ayer en París algunos de sus planes.

Merkel advirtió que es de suma importancia que los Veintisiete aborden el abandono británico del club con ánimo de pactar una agenda para hacer frente a la "debilidad" en que el referéndum del "Brexit" ha sumido el proyecto europeo. Un momento que Hollande prefirió definir como una "crisis existencial".

Y lo prioritario, según el presidente francés, es la "seguridad, nuestra seguridad fronteriza, nuestra seguridad frente a las amenazas exteriores". Así, Alemania y Francia presentarán en la capital eslovaca planes para profundizar en cooperación militar, un terreno en el que hasta ahora había sido imposible avanzar por la firme oposición de Londres. No obstante, admitieron que hoy en Bratislava toca buscar la concertación con los otros socios.

Consciente de las fricciones de los últimos meses entre países del norte y del sur, y entre los del este y del oeste, Merkel garantizó que en la cumbre se discutirán las iniciativas que París, Berlín y Bruselas han estado diseñando las últimas semanas, pero con la idea de "ampliar" lo acordado "a los otros socios, sin dejar a nadie en la cuneta".

Además de la seguridad, los líderes alemán y francés incidieron en la necesidad de apostar por las nuevas tecnologías y la transición energética como fuentes de crecimiento económico y de empleo, para lo cual se prevé una ampliación del plan de inversiones que el miércoles anunció el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

La tercera prioridad es dar esperanzas a la población y, en particular, a los jóvenes, y demostrar que los europeos son "capaces de ser portadores de valores". Una voluntad que Merkel resumió así: "Tiene que haber una promesa de empleo y de prosperidad para los jóvenes".