Al menos 14 personas murieron y 67 resultaron heridas en un atentado que se atribuyó Abu Sayyaf, aliado del Estado Islámico (EI) en Filipinas, perpetrado en Davao, la ciudad de la que el presidente del país, el controvertido Rodrigo Duterte, fue alcalde durante 22 años.

El mandatario declaró el "estado de anarquía" en todo el país. Y aunque aclaró que no se trata de "ninguna ley marcial", admitió que estaba "invitando a las Fuerzas Armadas de Filipinas, al Ejército y a la Policía, a dirigir el país según mis especificaciones".

La explosión tuvo lugar en un mercado nocturno en el centro de Davao y coincidió con la presencia del propio Duterte y otras autoridades en esa localidad del sureste de Filipinas.

El grupo radical islámico Abu Sayyaf se atribuyó el atentado en unas declaraciones en las que un portavoz de la formación, Abu Rami, aseguró que el ataque "es una llamada a todos los muyahidines del país a que se unan".

Fuentes médicas apuntaron desde un principio a un atentado terrorista por los restos de metralla hallados en los cuerpos de las víctimas.

El director de la Policía, Ronald de la Rosa, mencionó la posibilidad de que el atentado fuera fruto de la guerra contra las drogas iniciada por el mandatario.