La tensión entre Turquía y Austria ha subido en las últimas horas, después de que Ankara llamase el lunes a consultas a su embajador en Viena para "revisar las relaciones" bilaterales. Una manifestación en favor de los secesionistas kurdos del PKK, celebrada el pasado fin de semana en la capital austriaca, ha empeorado una relación ya muy dañada por la pretensión de Viena de que la UE rompa las negociaciones para la adhesión de Turquía. Ankara, al igual que la UE y EE UU, considera al PKK como grupo terrorista.

En respuesta a la retirada del embajador turco, Viena anunció que "toma nota" de la medida y destacó que no piensa modificar su rechazo a las negociaciones para el ingreso turco en la UE.

Turquía ha intensificado estos últimos días su intervención en la guerra civil siria, con ataques a lo largo de la frontera común tanto a las milicias kurdas de Siria -apoyadas por EE UU- como a los yihadistas del Estado Islámico. En paralelo, el régimen de Damasco alcanzó ayer un alto el fuego con los kurdos, tras cinco días de enfrentamientos que han representado la apertura de un nuevo frente en el conflicto.

El vicepresidente de EE UU, Joe Biden, llegará hoy a Ankara para una visita de solo unas horas en la que se entrevistará con el presidente Erdogan. Será el primer contacto directo entre altos responsables de los dos países desde el fallido golpe de Estado en Turquía, en el que Erdogan acusó a Washington y a la UE de tibieza. El líder islamista presionará a Biden para que EE UU extradite al predicador Fethullah Gülen, a quien responsabiliza del golpe.