El ministro de Asuntos Exteriores de Turquía, Mevlut Çavusoglu, reiteró ayer la amenaza de que su Gobierno pondrá fin a su promesa de contener el flujo de inmigrantes con destino a Europa si la UE no permite a sus ciudadanos viajar sin visado por el bloque comunitario a partir de octubre. Las declaraciones de Çavusoglu al diario alemán "Bild" abundan en la brecha abierta entre Ankara y Occidente desde el fallido golpe de Estado del 15 de julio.

Consultado sobre si los cientos de miles de refugiados retenidos en Turquía podrían dirigirse a Europa si la UE no concede a los ciudadanos turcos la exención de visado advirtió: "No quiero hablar sobre el peor de los casos, continuamos las conversaciones con la UE, pero está claro que o bien aplicamos todos los acuerdos al mismo tiempo o bien suspendemos todos".

El acceso a la UE sin la necesidad de un visado es la principal recompensa para la colaboración de Ankara en la detención de la llegada de los inmigrantes a Europa, pero su aplicación ha sufrido retrasos por la disputa sobre la legislación antiterrorista turca y la política de represión aplicada tras la asonada. Antes de conceder la exención de visado, Bruselas quiere que Turquía suavice su ley antiterrorista, algo que Erdogan dice que no puede hacer considerando las múltiples amenazas de seguridad, que incluyen a milicianos de Estado Islámico en la vecina Siria y a milicianos kurdos en el sureste del país.

Precisamente ayer murieron tres personas y varias resultaron heridas como consecuencia de un coche bomba colocado, supuestamente, por milicianos del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) en la provincia de Diyarbakir, en el sureste de Turquía. Desde la ruptura del alto el fuego en julio del año pasado, más de 600 policías y soldados han muerto. Dos de los fallecidos ayer eran agentes de Policía.

Por otro lado, Çavusoglu tuvo que salir al paso para recriminar a su homóloga sueca, Margot Wallström, un comentario en Twitter en el que ésta criticaba una decisión de la Justicia turca respecto al abuso sexual de menores. Wallstrom afirmó que "la decisión de Turquía de permitir el sexo con niños menores de 15 años debe anularse. Los niños necesitan más protección".

El ministro turco aseveró que las relaciones con menores siguen penadas y "no hay un vacío legal". Çavusoglu explicó que la falsa idea de la reforma judicial se basa aparentemente en un titular de un tabloide de Viena, ciudad que el ministro calificó de "capital racista de Europa".