El candidato a la presidencia de EE UU por el Partido Republicano, Donald Trump, pierde el paso en los sondeos. La última encuesta publicada por la cadena de televisión conservadora FOX otorga al magnate un 39% de apoyo por el 49% de su rival, la demócrata Hillary Clinton. Este revés demoscópico llega una semana después de haber equilibrado la contienda tras la convención de su partido en Cleveland.
En el promedio de las encuestas realizadas hasta la fecha, Clinton supera al magnate inmobiliario en casi 6 puntos, recuperando así la ventaja que la ex secretaria de Estado mantenía desde el comienzo de las primarias y que restablece gracias a una semana negra para las relaciones públicas de la campaña republicana.
Primero fue el ataque de Trump a los padres del capitán Kahn, militar musulmán caído en Irak; luego llegaron las desafecciones mutuas entre el candidato y Paul Ryan y McCain, dos de los tótems conservadores en el Congreso. También salieron a la luz informaciones relativas a la cúpula republicana, que estaría buscando la renuncia del polémico candidato. Y, para rematar, su compañero de fórmula, Mike Pence, defendió con conservadora ortodoxia a Ryan. Como leit motiv, alegatos reiterados para que Rusia espiara a los demócratas porque Clinton es "el diablo". Con las números en picado, se situó en el punto de mira al director de campaña, Paul Manafort, que defendió al candidato pese a que la CNN desvelara que sentía "estar perdiendo el tiempo".
"El apoyo al señor Trump está ahí", dijo Manafort tras un mitin en Florida -estado fundamental para ambos candidatos porque otorga 29 votos electorales-, asegurando que su campaña está "más unida que nunca" y que lo están haciendo de una forma "increíble". Como consuelo, y no es poco, a Trump y Manafort les queda el dinero.
Por primera vez en este ciclo electoral, el multimillonario logró en julio acercarse a las cifras de recaudación de Clinton, gracias sobre todo al aumento de las pequeñas donaciones. Según se supo ayer, la campaña del magnate, en julio, alcanzó los 80 millones de dólares frente a los 90 millones que sumó la candidata demócrata.
En la otra esquina del ring, Clinton no puede estar, sin embargo, tranquila. La Casa Blanca tuvo que negar ayer que pagó a Irán, en enero, 400 millones de dólares en efectivo por la liberación de cuatro prisioneros. Portavoces de la diplomacia estadounidense, que hace cuatro años dirigía la candidata, afirmaron que se trata de la devolución de un "dinero que pertenecía a Irán" por un envío de armas no efectuado. A Trump, el escándalo le dio aire y reforzó su argumento: "Parecemos un país del tercer mundo", dijo.
