La ONU afirmó ayer que 44 hospitales, clínicas y otras instalaciones médicas fueron atacados en Siria durante el mes de julio, una nueva muestra del agravamiento del conflicto y de la situación humanitaria en el país. Ante esa situación, la prioridad es que los países que tienen influencia en las partes beligerantes -en particular Estados Unidos, que respalda a las fuerzas rebeldes, así como Rusia e Irán, que apoyan al régimen- ayuden a que se respete "un mínimo" el derecho internacional humanitario, dijo el representante de la ONU Jan Egeland.

Por otro lado, fuentes del Ejército ruso confirmaron que el ataque químico que tuvo lugar el martes sobre la ciudad Alepo, en manos de los rebeldes y sitiada por los lealistas, dejó, al menos, siete civiles muertos y más de una veintena de heridos.

Este ataque con armas químicas se suma al registrado con gas cloro en la ciudad de Saraqueb, cerca de donde el lunes cayó un helicóptero de la aviación rusa. Gobierno y oposición de han acusado mutuamente a lo largo de los cinco años de guerra de lanzar ataques con armas químicas, prohibidas por el Derecho Internacional. Se estima que en Alepo, viven entre 250.000 y 300.000 civiles atrapados por el avance del régimen.