Casi 3.000 inmigrantes y refugiados han muerto en el Mediterráneo en apenas siete meses, la mayor cifra alcanzada en un periodo tan corto desde que empezó la crisis de exiliados en Europa hace cuatro años, según reveló ayer la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

"Este es el tercer año consecutivo en el que las víctimas mortales superan las 3.000, pero nunca había ocurrido tan pronto, antes del final de julio, lo que es muy alarmante", explicó el portavoz de la OIM en Ginebra, Joel Millman. Cerca del 90 % de esas muertes se han registrado en el Mediterráneo central, entre Libia e Italia, y en prácticamente todos estos casos los fallecidos provenían de países del África subsahariana.

Solamente en los últimos cuatro meses se contabilizaron 2.500 decesos, lo que significa una media de 20 ahogados diaria. Para ilustrar la gravedad de la situación en lo que se lleva de 2016, Millman explicó que en 2014 se llegó a este número de fallecidos pero entre los meses de septiembre y octubre. La entidad también informó que la ruta que antes seguían quienes huían de las zonas en conflicto ha cambiado. En los últimos meses se ha trasladado de Turquía y las islas griegas a ocurrir ahora casi exclusivamente a través de las costas de Libia hacia territorio italiano.