Ante la posibilidad de una deriva autoritaria tras el golpe de estado fallido en Turquía que lleve a reintroducir la pena de muerte, los ministros de Exteriores de la UE advirtieron ayer a su presidente, Recep Tayyip Erdogan, que su país se alejaría de la senda hacia Europa. "Quiero dejar claro que aún consideramos Turquía como un socio", indicó la alta representante de la UE para la Política Exterior, Federica Mogherini.

Los ministros subrayaron el "respetar la democracia, los derechos humanos y las libertades fundamentales, y el derecho de todo el mundo a un juicio justo". Y recordaron a Turquía sus compromisos contra la pena capital, como miembro del Consejo de Europa.

Sin embargo, Erdogan insistió en su disposición a aceptar que el Parlamento restablezca la pena de muerte, abolida en 2002, como reacción al golpe de Estado fallido del pasado fin de semana al que se refirió como un "claro crimen de traición". "Pero, por supuesto, será necesaria una decisión parlamentaria para pasar a la acción en forma de una medida constitucional. Así, los líderes tendrán que reunirse y discutirlo y si ellos aceptan discutirlo, yo, como presidente, aprobaré cualquier decisión que salga del Parlamento", señaló el jefe del Estado. También el primer ministro, Binali Yildirim, contempló ese extremo. "La gente lo pidió a gritos en las calles. Hacemos política para realizar las peticiones de la gente", dijo el jefe del Ejecutivo, que, por otro lado, aseguró que una decisión así no puede tomarse con "la excitación de estos días" y que es un tema que debe debatirse en el Parlamento.