Los planes del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, de llevar con mano dura una purga general en el país tras el oscuro golpe de Estado de la pasada semana ha tensado las relaciones con Estados Unidos. Sumándose a la preocupación de Washington, París y Berlín advirtieron ayer a Ankara que la fallida intentona no es un cheque en blanco para una purga vengativa y sin límites.

El secretario de Estado, John Kerry, aseguró al ministro de Exteriores turco, Mevlut Cavosoglu, que las insinuaciones en torno a un supuesto papel de Estados Unidos en el golpe son falsas y dañinas para las relaciones entre dos aliados de la OTAN.

Kerry ha presionado a Turquía para respetar el Estado de derecho durante sus investigaciones de la sublevación. Mientras, el Pentágono anunció que las autoridades turcas han reabierto el espacio aéreo de la base de Incirlik, utilizada por los estadounidenses para sus bombardeos de posiciones de los yihadistas del Estado Islámico.

El ministro francés de Exteriores, Jean-Marc Ayrault, advirtió a Erdogan de que lo sucedido no supone un "cheque en blanco" y de que debe funcionar el Estado de derecho. El ministro alemán de Justicia, Heiko Maas, tachó lo que está sucediendo de "purga" y "venganza arbitraria". Turquía se "alejará de los principios de la Unión Europea y de la OTAN si sigue recortando los derechos democráticos".

El clérigo turco asentado en Estados Unidos Fethullah Gülen, a quien Ankara atribuye el golpe de Estado del viernes, señaló a Erdogan como verdadero responsable de la asonada. En su opinión, él lo orquestó todo para llevar a cabo una purga sin límites.

Nada se sabe de los verdaderos protagonistas al frente de una misteriosa junta que se identificó como "Consejo de Paz en Casa", Las imágenes de islamistas golpeando a militares y periodistas están causando preocupación. Un sublevado fue incluso degollado tras rendirse. El propio Erdogan calificó como "regalo de Dios" el golpe.

En las redes sociales, tan criticadas en el pasasdo por el presidente pero usadas esta vez por él mismo para movilizar a las masas, crece el temor a que el fracasado golpe pudiera suponer un Erdogan más fuerte e intransigente que nunca. "Sin duda el intento es un buen pretexto para que pueda hacer ahora lo que quiera, imponer un régimen fuerte que elimine a cualquiera que se oponga", escribió el analista Yavuz Baydar, un antiguo seguidor de Erdogan.