Tony Blair apoyó a Bush en Irak para que no "se sintiese solo". Esa fue la respuesta del ex primer ministro británico al informe Chilcot, que le acusa de sumarse a la guerra sin agotar las opciones pacíficas". Sin embargo, no se trataba de un apoyo "irrevocable", matizó Blair, quien está convencido de que fue buena idea derrocar el régimen de Sadam Husein.

El informe sobre la participación de Reino Unido en la guerra iraquí cuestiona la celeridad con la que Blair dio el paso de formar una coalición al margen del dictamen del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, así como la debilidad de los datos en los que basó su decisión. En particular, la supuesta presencia de armas de destrucción masiva. El antiguo "premier", sin embargo, insistió en que actuó "de buena fe" y creyó hacer lo "correcto" apelando al contexto internacional marcado por los atentados del 11-S. Defendió también la intervención contra el régimen iraquí, afirmando que de no haberlo derrocado, ahora mismo "estaríamos en una posición peor", que comparó con la guerra civil Siria

También ayer el expresidente George Bush salió en defensa de Blair por medio de su portavoz Freddy Ford. "(Bush) agradece profundamente el servicio y sacrificio de las fuerzas estadounidenses y de la coalición en la guerra contra el terrorismo, no hubo un aliado más fuerte que Reino Unido, bajo el liderazgo de Tony Blair", fueron las palabras recogidas por "The New York Times". "Pese a los fallos de inteligencia y otros errores que ha reconocido previamente, Bush sigue pensando que el mundo es mejor sin Sadam Husein en el poder", remató el portavoz del expresidente.

José María Aznar no se pronunció sobre el asunto y, según fuentes cercanas al expresidente del Gobierno, remite a todo a lo que ya expresó sobre la guerra de Irak en sus libros de memorias. Sin embargo, fuentes próximas al expresidente del Gobierno han recordado que la posición de Aznar sobre este asunto ya la expresó ampliamente en su libro de memorias "El compromiso del poder", que se presentó en noviembre de 2013. En ese libro, dedica el capítulo nueve (unas 30 páginas) a explicar su posición sobre Irak. "La decisión de intervenir en Irak se enmarca en el contexto internacional y estratégico provocado por el 11-S", comenzaba, para añadir que lo importante para él era "preservar y hacer respetar los intereses de España".

Aznar explica que cuando Francia y Alemania decidieron hacer pública una declaración sobre la cuestión de Irak "sin contar con el criterio o la opinión del resto de los países de la Unión", su respuesta fue decir "no".

Según Aznar, la cumbre de las Azores "marcó el punto más alto de la relevancia internacional de España". "En lo que me afectaba a mí personalmente, tenía perfecta conciencia del coste que estaba asumiendo como presidente del Gobierno de España y líder del PP. Un coste político y también personal. Sin embargo, estaba convencido de que apoyar a Estados Unidos en esta difícil encrucijada convenía a España", subraya.