El primer ministro francés, el socialista Manuel Valls, recurrió ayer de nuevo al artículo 49.3 de la Constitución para aprobar por decreto en la Asamblea Nacional su controvertida reforma laboral. Valls volvió a valerse de este instrumento constitucional, como ya hizo cuando el proyecto de ley pasó por primera vez por la Cámara baja, ante la amenaza de rebelión de los diputados del ala más izquierdista de su partido. La reforma quedará aprobada en la Asamblea a menos que la oposición presente una moción de censura, algo que los diputados conservadores avanzaron que no harán. Si esto es así, el proyecto volverá al Senado para una segunda lectura, y, si hay discrepancias, de nuevo a la Asamblea para su votación definitiva, donde el Ejecutivo podría recurrir por tercera vez al 49.3.