Los líderes de la UE, reunidos ayer en Consejo Europeo en Bruselas, admitieron que la iniciativa de lanzar el "Brexit" (salida británica de la Unión) corresponde al Ejecutivo de Londres, pero le pidieron "claridad" sobre la fecha de la puesta en marcha, para que la espera "no dure demasiado", porque se generaría incertidumbre. Como modo de presión, advirtieron que no habrá ninguna negociación sobre la relación futura hasta que Reino Unido no invoque el artículo 50 del Tratado de Lisboa.

Ante los líderes reunidos en la cumbre, el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, hizo suyas las previsiones enunciadas desde hace días por el sector privado y advirtió de que el "Brexit" causará una contracción del PIB de la UE de entre el 0,3% y el 0,5% en los próximos tres años, es decir de hasta un 10% del crecimiento acumulado en ese trienio, que se estima en el 5%.

"La Unión Europea está dispuesta a iniciar hoy mismo el proceso de divorcio, aunque no nos entusiasme", declaró el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, a su llegada. Tusk adelantó que convocará en septiembre una cumbre "informal" de los 27 para fijar la posición común en las negociaciones de divorcio.

El "Brexit" no fue abordado por los líderes de la UE hasta la habitual cena con la que finaliza la primera jornada. De las declaraciones previas de unos y otros puede concluirse que los dirigentes comunitarios están cabalgando a lomos de un caballo en el que se mezclan las prisas exhibidas desde el primer momento por el presidente francés, François Hollande, y las llamadas a la calma y la reflexión lanzadas por la canciller alemana, Angela Merkel.

Hollande no perdió la oportunidad de dar de nuevo muestras de la urgencia que le corre poner en marcha el contador del "Brexit". "No hay tiempo que perder, hoy todo el mundo nos mira", dijo a su llegada a la cumbre. Por su parte, Merkel, repartió en dos paquetes sus mensajes. A quienes desde Londres juegan a intentar separar el mercado único de bienes, servicios y capitales -del que pretenden seguir gozando- de la libertad de circulación de personas -que pretenden restringir- les recordó que los 4 conceptos son indisolubles.

En cuanto a las prisas, pareció dispuesta a hincar un poco más la espuela en los ijares británicos y recalcó que "no habrá negociaciones formales o informales" con Londres mientras no se active el artículo 50 del Tratado de Lisboa. Esa misma idea fue expuesta por el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, quien prohibió expresamente a los comisarios y funcionarios del Ejecutivo comunitario todo tipo de conversación sobre el "Brexit" con representantes británicos "hasta que no haya una notificación oficial por parte del Reino Unido" de que la desconexión se pone en marcha. "No habrá negociaciones secretas", porque "sin notificación, no habrá negociación", resumió.

Cameron, el hombre en el que confluían todas las miradas, llegó a la cita de Bruselas abogando por que el divorcio sea "constructivo" y la relación con la UE se mantenga "estrecha" en comercio, cooperación y seguridad. Lo cual se resume también en una frase: "Aunque dejemos la UE no debemos dar la espalda a Europa".

Mientras, en la vecina Holanda el Parlamento rechazó una moción para un referéndum sobre la permanencia en la UE, según reconoció su promotor, el líder del ultraderechista y eurófobo Partido de la Libertad, Geert Wilders, quien llamó a los holandeses a expresarse en las próximos comicios.