"La sensación que se respira en el ambiente es de"¿y ahora qué?", resume Santiago Pérez, un ourensano que lleva en Londres casi dos años y que trabaja en una empresa textil. Qué pasará es la gran incógnita y genera en los gallegos una sensación de "incertidumbre". Una parte se aferra a una negociación que será larga y cree que a corto plazo lo esperable es que la situación no cambie mientras que a otros, como Santiago, la incertidumbre los "mata".

"No creo que de un día para otro digan que nos tenemos que ir porque no hay un problema de paro", afirma Ramón Prieto, ingeniero que trabaja en una empresa gallega en Liverpool desde hace dos años. Se mantendrá la libre circulación de personas, opina, pero "lo primero que van a denegar a quienes no tengan pasaporte británico" serán las ayudas sociales.Pese a que "nadie sabe qué va a pasar", este lucense asegura que los extranjeros no tienen "miedo".

No todos. Nieves Iglesias, de Tomiño, que se fue hace siete años al Reino Unido para emprender un proyecto innovador basado en la comida tradicional española, está inquieta: "Como empresaria, inmigrante e importadora de productos de otro país de la UE, este cambio me asusta". A su juicio, tras plantear a la gente los temas de inmigración "con mensajes propagandísticos descabellados" han "crecido sentimientos de odio inexistentes". También Laura Rivas, de Ourense y empleada del textil, percibe "tintes racistas" en la campaña.

No lo ve así Sara Arosa. "No siento que no me quieran en este país", dice, aunque algunos gallegos perciban la influencia del "sentimiento antiinmigración" en el éxito de la ruptura. Sara, una de las muchas enfermeras gallegas que trabaja en Reino Unido, fue previsora y, pese a que no creía que el "brexit" ganara -"no dábamos crédito", dice-, la semana pasada envió a España sus ahorros ante la posible caída del valor de la libra. Pese a la incertidumbre, confía en mantener su trabajo y la tranquilidad.

A Sofía Colquhoun, de Cangas, que reparte familia entre Gran Bretaña y Galicia, también le preocupan sus ahorros y cómo se convalidará su trabajo cuando quiera volver. No cree que las empresas empiecen a echar trabajadores de repente, "sobre todo si hay demanda de trabajos cualificados", como en su sector, la arqueología, ahora en auge por el "boom" de las infraestructuras. Sin embargo, admite la "incertidumbre": "Nunca en la historia reciente pasó esto, es territorio desconocido".

En la casa donde la lucense Natalia Bouso trabaja de niñera desde hace casi siete meses, una zona acomodada del área metropolitana de Londres, los sentimientos ayer eran de "shock", aunque eso no le impide pensar en volver tras el verano porque estar allí le gusta. "En Galicia no encuentro trabajo de lo mío -es licenciada en Geografía- y para ir a cocinar, estoy de niñera, mejoro el inglés y me culturizo", asegura. "A corto plazo no va a pasar nada", afirma, y después "hay dos años para negociar". "Es muy pronto para sacar conclusiones", recalca.

Fueron los extranjeros, como cuenta Dolores Pérez, de O Carballiño, que trabaja de au pair en las afueras de Manchester y lleva en el país desde 2014, quienes siguieron el proceso con más "inquietud" y vieron con cierta "decepción" y "sorpresa" su final. Pese a que los gallegos se preguntan "cuál será la situación de los que estamos viviendo y trabajando aquí y si tendremos que irnos, si tendremos que gestionar visados o si habrá una crisis económica importante como consecuencia del "brexit" que redunde en la parte laboral", Dolores no está preocupada y quiere quedarse. "Se inicia un largo proceso" y se llegará "a algún tipo de acuerdo", asegura.

De todo eso, explica Santiago, se habló ayer "sin parar". "Nos dan dos años", afirma, "para organizar nuestras vidas, pero la pregunta sigue siendo la misma... ¿Y ahora qué?"