La potente industria viguesa de automoción se ha puesto en guardia frente a las consecuencias del "Brexit". La irreversible salida del Reino Unido del seno de la Unión Europea arroja un mar de incertidumbre sobre sus futuras relaciones con uno de los socios comerciales más importantes del sector. De hecho, Reino Unido es el segundo mayor mercado de la factoría de Vigo del Grupo PSA, con un volumen de exportación de unos 50.000 coches al año. Pero también es un cliente estratégico para los fabricantes de componentes gallegos o instalados en la comunidad, que proveen directamente a multinacionales como Nissan, Mini, BMW o Toyota.

El impacto en la planta de Balaídos es inevitable. PSA-Vigo, que exporta aproximadamente el 91% de su producción, tiene en Reino Unido su segundo mercado por volumen, solo superado -lógicamente- por Francia. En los últimos años, y según los balances de cierre de ejercicio que hace públicos la propia factoría, los clientes británicos importaron una media de entre 45.000 y 55.000 modelos olívicos al año, que representan el 16% del total de vehículos de PSA exportados a través del Puerto de Vigo, que tiene varias líneas marítimas que conectan directamente la terminal ro-ro de Bouzas con el Sur del Reino Unido.

Fuentes de la multinacional gala que preside Carlos Tavares reconocieron ayer su preocupación por las repercusiones del "Brexit", que han sido inmediatas al desplomarse la cotización de la libra. "Nuestros equipos están estudiando varios escenarios varios escenarios de ajuste en los precios de nuestros modelos" para mantener la rentabilidad, indicaron las mismas fuentes. PSA, pese a que ya no tiene centro de producción en suelo británico, es uno de los fabricantes más expuestos a un escenario negativo postbrexit ya que tiene una cuota de mercado del 8,5%. De hecho, los títulos del grupo en la bolsa de París se desplomaron ayer un 18,17%.

Estrecha relación

La relación de la automoción gallega con Reino Unido va mucho más allá de los coches de PSA-Vigo. Las fábricas instaladas en este país importan la mitad de los componentes que necesitan para sus procesos, y los proveedores gallegos y también algunas multinacionales instaladas en Galicia exportan sus productos a Gran Bretaña. Destacan, por ejemplo, los casos de Gestamp Vigo (grandes piezas de estampación), Copo Ibérica (espumas), Antolín PGA (perfiles metálicos) o Componentes de Vehículos de Galicia (alfombrillas y textiles), clientes exclusivos de marcas tan conocidas como Nissan o Mini, entre otras.

Incluso la propia factoría de GKN Driveline en Balaídos, multinacional británica, exporta algunos productos (transmisiones y juntas homocinéticas) a otras plantas de su grupo en territorio británico. Otro proveedor que vende sus productos a los fabricantes británicos es Maier Ferroplast en Porriño. Además de GKN Driveline (la división de automoción del grupo GKN), otra multinacional de origen británico instalada en Galicia es TI Automotive, que tiene al centro de Vigo de PSA como su mayor cliente.

Desde un principio, la industria del automóvil al completo, por su carácter global, se ha mostrado contraria a la idea de que Reino Unido pudiese abandonar la UE. De hecho, el hasta hoy primer ministro, David Cameron, hizo una ronda de visitas a principios de semana por varias fábricas de coches y de componentes dentro de su campaña contra el "Brexit". Cameron eligió precisamente la del grupo español Antolín en Redditch (en el condado de Worcestershire) para su gira, donde fue recibido por el vigués José Manuel Rodríguez, afincado en Reino Unido y director industrial del área de puertas de Grupo Antolín.

Rodríguez resumió entonces la relevancia del mercado británico para la compañía española, que es uno de los tres primeros fabricantes a nivel mundial de interiores y tiene un peso importante en Gran Bretaña, sobre todo tras la compra de una división de Magna. De Antolín dependen allí más de 3.000 trabajadores en varias plantas, lo que da un ejemplo del peso de esta industria en el país.