Conmocionados, tristes, enfadados, desconcertados... y solo alguno satisfecho. La mayoría de los británicos residentes en Galicia se pasaron la noche del jueves pegados al televisor para recibir, finalmente, el anuncio de la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Las dudas se agolpaban en las mentes de todos ellos. "¿Cómo va a afectar al país y, sobre todo, cómo nos va a afectar a nosotros?". Esta es la pregunta en la que coincidían y que produce en todos ellos, cuanto menos, un creciente nerviosismo.

"Esta noticia es tristísima para Inglaterra, para España y para toda Europa; creo que ciertas decisiones no se deberían dejar al pueblo llano porque esta vez no ha sido consciente de las repercusiones que puede suponer esta decisión", reflexionaba Susana Staton, británica residente en Vigo, hija de John Staton, uno de los últimos oficiales del llamado Cable Inglés. "Mis padres votaron por correo en contra de la salida y estamos todos muy conmocionados; nos parece incomprensible y un auténtico drama", añade, al tiempo que asegura que en cuanto pueda iniciará los trámites para cambiar su nacionalidad británica por la española: "Queremos seguir siendo residentes comunitarios", afirma la británica, casada desde hace 24 años con un gallego.

Sorprendido confesó sentirse también el músico David Russell, escocés afincado en Nigrán desde hace 30 años. "Anteayer estuve en Londres y todo el ambiente decía que iba a ganar la permanencia", contaba, aunque explica algunas de las razones para este resultado. "El deseo de salir de la Unión Europea es bastante fuerte porque piensan que el sistema del Parlamento Europeo no es muy transparente y también ha pesado mucho el tema de la inmigración ya que, realmente, en Reino Unido es muy llamativo". El guitarrista, ganador de un Grammy, se preguntaba también cómo afecta esta nueva situación a su "legalidad". "Tengo nacionalidad británica y, al ser parte de la Unión Europea, no había supuesto nunca un problema; ahora no se qué pasará, supongo que habrá unos trámites burocráticos importantes que tendremos que pasar, aunque no es algo inmediato, pero confío en que no va a cambiar mi vida".

"Estoy en shock", aseguraba por su parte la profesora de Birmingham Pamela Howell, que reside en Vigo desde hace dos años con sus hijas Rhena, de 16 años, y Renée, de 10. "Estaba convencida de que iba a ganar la permanencia", confesaba. "Para los británicos que estamos fuera es una noticia muy mala porque no sabemos cómo nos puede afectar en el futuro; hay mucha incertidumbre", contaba. "Especialmente estoy preocupada por mis hijas porque a partir de ahora si no somos ciudadanas de la Unión Europea nuestra vida en España puede cambiar mucho; los estudios, la sanidad... Aún es pronto para saber las repercusiones pero no soy muy optimista", añade Pamela.

Con enfado recibió por su parte la noticia el excónsul del Reino Unido en Galicia James Skinner, escocés que llegó a España hace 25 años como oficial en Vigo de la Eastern Telegraph Company, conocida como el "Cable Inglés". "Están majaretas; esto es fruto de un populismo total culpa del partido independentista, que hizo propaganda para envenenar a cierto sector sin tener la menor idea de las repercusiones que podía tener", destaca, "no se hacen a la idea del problema que van a causar a los británicos que residen fuera". Skinner asegura que ni siquiera los consulados británicos pueden responder "a las cientos de llamadas que están recibiendo hoy, porque ellos tampoco saben aún qué va a pasar".

El escritor y periodista John Barlow, nacido cerca de Bristol y afincado en A Coruña desde hace veinte años, votó por correo para la permanencia de su país en la UE. "Soy miembro del partido laborista, que estaba a favor, pero el líder no gestionó bien la campaña y tomó una posición contradictoria", lamenta. El escritor se mostraba ayer "desilusionado" y su primera acción va a ser "pedir para mis dos hijos, con nacionalidad española, también la británica, por si acaso", apunta.

También fuimos inmigrantes

"Mis padres también fueron inmigrantes y no les regalaron nada", destaca Annabelle Penedo, que nació en Cheltenham, en el condado de Gloucestershire, hija de gallegos que buscaron en Gran Bretaña una vida mejor. Annabelle se casó con el británico Robert y hace doce años decidieron instalarse en Baiona -donde habían regresado sus padres- y montar el Hotel Arce. Tienen dos hijas, una nacida en Gran Bretaña y otra en Galicia. "Tenemos dos nacionalidades españolas y dos británicas en la familia y ahora puede ser un problema", apunta Penedo. "Nosotros somos autónomos y tenemos derecho a la Seguridad Social pero nuestra hija mayor, de 22 años, va a estudiar este año a Inglaterra, becada, y ahora si no estamos dentro de la Unión Europea ese tipo de ayudas cambiarán", explica. La familia conoce además varios matrimonios compatriotas mayores que disfrutan de su retiro en Galicia. "Ahora disfrutan de la sanidad española pero si se lo quitan tendrán que marcharse porque no podrán afrontar los gastos de la enfermedad", apuntan. Annnabelle asegura que su idea de futuro era "claramente" volver en unos años a Inglaterra: "Confío en que todo vuelta a su cauce".

De los británicos asentados en Galicia tan solo Philip Newell, confundador de la compañía Virgin con Richard Branson y asentado en Moaña se mostraba satisfecho con el resultado. "Vivo en España hace 25 años, respeto a los españoles y no intento cambiar el país", justifica, al tiempo que asegura que "la invasión de extranjeros en Gran Bretaña ya no se puede sostener, es exagerada; está sobrecargada y no hay espacio para más". El empresario musical asegura que en los colegios "hay niños de 40 nacionalidades y retrasan la formación del resto y las leyes europeas obligan a ofrecer las mismas condiciones a las personas de cualquier país de Europa", lamenta. "No queremos perder nuestra identidad nacional y eso hay que entenderlo", finaliza.

Afincado en Vilagarcía desde hace una década, Barry Lynch considera que los resultados del Brexit "son un paso atrás en todos los sentidos". Profesor de la escuela de idiomas y casado con una vilagarciana, todavía recuerda momentos de su infancia con todo el conflicto del Ulster cuando vivía cerca de la frontera de las dos Irlandas, "se vuelven a escuchar los mismos comentarios que hace más de veinte años. Con este referéndum se abren las puertas de nuevo a una problemática que parecía superada". La reaparición de fronteras es, a juicio de Lynch, una cuestión que originará conflictos. "Tendrá un impacto terrible para el comercio. Afectará a la moneda y al equilibrio económico de muchas familias", concluye. Informa Diego Doval.