Los españoles no pudieron ejercer ayer el voto en el referéndum sobre la permanencia o no de Reino Unido en la UE, pero el resultado de la consulta no será indiferente para España.

Según la OCDE, España forma parte, junto con Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Francia, Grecia y Suecia, del grupo de países "moderadamente expuestos" al riesgo de salida de Reino Unido de la UE: podrían perder en torno al 1% de su PIB cuando en 2018 culminase el plazo de negociación de las condiciones de salida del club europeo. El mayor impacto (1,2%) lo soportarían Irlanda, Luxemburgo, Holanda y Suiza por la elevada implicación entre sus economías y la británica.

Otro análisis, realizado por Euler Hermes Economic Research, sitúa a España como la sexta economía más expuesta.

Estos estudios son parciales porque fundamentan el grado de afección de cada país en función de tres parámetros: comercio bilateral, inversiones directas y carteras. La exposición española, directa e indirecta, es más amplia. Y para España el efecto contagio a través de los mercados financieros de bonos, acciones y tipo de cambio sería muy elevado.

Aportación a la UE. La marcha del Reino Unido, noveno mayor contribuyente neto al presupuesto de la UE, supondría que el resto de los socios tendría que asumir una mayor carga para el sostenimiento de la Unión. Para España, que sigue siendo perceptor neto por escaso margen, le supondría asumir un coste estimado entre 980 y 1.000 millones de euros.

Impacto macroeconómico. La marcha del Reino Unido de la UE impactaría negativamente en tres de los cuatro grandes factores externos (los llamados "vientos favorables de cola") que están contribuyendo de forma relevante a la recuperación de la economía española. El euro barato y los tipos de interés de la deuda en mínimos -ambos, gracias a la acción del Banco Central Europeo- y la elevada afluencia de turistas extranjeros se verían lesionada por la depreciación severa de la libra y la turbulencia de los mercados financieros y de deuda. Estos tres factores externos, junto con el petróleo barato, están aportando 1,6 puntos porcentuales del crecimiento económico (3,2% en 2015), según el cálculo del Gobierno español en su Programa de Estabilidad del 29 de abril.

Reino Unido es el cuarto mayor mercado de las exportaciones españolas (18.231 millones, equivalentes al 1,68% del PIB) y con el que España mantiene una posición de superávit: 5.648 millones (0,52% del PIB). El "brexit" o marcha del Reino Unido empeoraría este intercambio por tres vías: previsible depreciación de la libra (lo que encarecería los bienes y servicios españoles), caída del PIB británico -al menos durante una primera época- y, en consecuencia, menor demanda interna del país, y riesgo de que Londres y Bruselas no lleguen a un acuerdo de libre comercio y reaparezcan los aranceles y barreras aduaneras.

Unas 340 empresas españolas están implantadas en Reino Unido, donde facturan 36.000 millones. Estarían expuestas al riesgo de desaceleración de la economía británica y a un tipo de cambio que mermaría sus beneficios en su cambio a euros. Una decena de estas empresas y bancos están cotizados, lo que dañaría a la Bolsa española y al consiguiente efecto riqueza sobre el conjunto de la economía española.

La inversión española en Reino Unido se estima en 62.200 millones y la británica en España (más elevada que la de cualquier otro país), en 38.000 millones. Según JP Morgan, España es el tercer mayor país inversor en Reino Unido, tras Francia (127.000 millones) y Alemania (94.000). Y Reino Unido es el principal destino de la inversión española en el extranjero (14% del total). Una depreciación de activos dañaría a los intereses españoles.

El perjuicio para el sector turístico puede ser elevado. Los turistas británicos en España suman 15,67 millones anuales. Es el mayor colectivo de visitantes extranjeros: representan el 23% del total y gastan 14.057 millones, el 20,9% de los 67.385 millones que dejan los turistas en el país, según el INE. La depreciación de la libra les encarecería el viaje y la estancia fuera de su país, y esto, junto con un empeoramiento económico de su país en una primera etapa, según todos los estudios, restaría flujo a España.

La colonia británica en España suma 700.000 personas (la mayor comunidad extranjera) entre residentes estables (254.000 censados), estacionales, por razones de trabajo y otros motivos. Su capacidad de gasto e inversión en España mermaría si cayera el valor de la libra. Esto impactaría, entre otros, en el sector inmobiliario. Los británicos son los extranjeros que más viviendas compran en España: 21,34% del total adquirido por ciudadanos extranjeros en 2015.

Reino Unido es refugio laboral para muchos españoles que han tenido que abandonar España (segundo país de la OCDE con la mayor tasa de desempleo) para encontrar trabajo. Oficialmente hay 200.000 españoles en el Reino Unido. La cifra real puede ser superior. Y los partidarios del "brexit" tratan de frenar la inmigración. En España hay otros 10.000 ciudadanos en la bahía de Gibraltar que entran todos los días a trabajar al Peñón, colonia británica. Su situación laboral también podría verse afectada.

La banca española tiene una elevada exposición directa a Reino Unido: unos 478.000 millones, el triple que la media europea, y este es otro motivo de inquietud.

Deuda. El riesgo para la banca procede también del efecto de un eventual "brexit" sobre el mercado de bonos. Los bancos españoles tienen en sus balances el 52% de la deuda soberana española, según Eurostat. Una salida del Reino Unido de la UE generaría una enorme volatilidad, nerviosismo y tensión en el mercado de deuda y, como ocurrió hace una semana cuando las encuestas daban ventaja al "brexit", dispararían las primas de riesgo de España y otros países de la periferia, lo que depreciaría el valor de los títulos. Esto elevaría el coste de financiación del Estado y en general de la economía española, y complicaría mucho más la situación al próximo Gobierno. España es un país muy vulnerable en caso de inestabilidad y volatilidad en los mercados financieros. Tiene una de las mayores deudas externas brutas del mundo (168% del PIB), la tercera mayor neta de la UE (90%), la sexta mayor deuda pública de la UE (101%), es el noveno país con más vencimientos a corto, en 2015 tuvo el segundo mayor déficit público de la UE (5,1%) aunque el PIB creció el 3,2%, y la deuda privada (solo la contraída con la banca) suma el 150% del PIB.