La detención esta semana de José López, que fue ministro argentino de Obras Públicas durante doce años y hombre importante en los gobiernos del fallecido Néstor Kirchner y de su viuda, Cristina Fernández, mientras intentaba meter casi 9 millones de dólares -unos 8 millones de euros- en un convento, está afectando al kirchnerista Frente para la Victoria (FPV), que intenta desligarse del escándalo y frenar de ese modo la fuga de dirigentes.

Tres diputados y una senadora ya han abandonado el FPV, que en febrero perdió también a una quincena de diputados. La formación, que gobernó Argentina tres legislaturas consecutivas, sufrió un revés en los comicios presidenciales en los que resultó vencedor el neoliberal Mauricio Macri.

Ante el creciente escándalo, varios destacados miembros del grupo, que sigue encabezando la expresidenta Fernández, no tardaron en condenar el comportamiento de López, que durante su gestión manejó millonarias partidas para la obra pública, adscrita al departamento de Planificación, que dirigía el ahora diputado Julio de Vido. De Vido, bajo la mira de la Justicia por otras causas, también tenía en su departamento al exsecretario de Transporte Ricardo Jaime, condenado ya por fraude a la administración pública.