Al menos 11 personas murieron y otras 36 fueron heridas al estallar ayer un coche bomba al paso de un autobús policial en el centro histórico de Estambul, en una zona concurrida por miles de turistas, según informaron las autoridades locales. Tres de los heridos se encontraban anoche en situación crítica. La Embajada de España en Turquía aseguró no tener constancia de que haya españoles entre las víctimas.

Según las autoridades, los muertos son siete policías y cuatro civiles. El atentado se produjo a las 08.40 horas, cuando el vehículo con los agentes circulaba cerca de una parada pública de autobuses en el barrio de Beyazit Vezneciler, próximo a la Universidad de Estambul y a varias mezquitas muy visitadas por turistas en la parte europea de la ciudad.

Al parecer el coche bomba fue activado por control remoto y después de la explosión se produjo un tiroteo, según la agencia de noticias pública Anadolu, aunque anoche persistía cierta confusión sobre este extremo.

Las fuerzas de seguridad turcas detuvieron a cuatro personas por su presunta relación con el atentado, perpetrado en el segundo día de la festividad musulmana del Ramadán, si bien el Gobierno evitó señalar a ningún grupo terrorista como responsable.

Sin embargo, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, responsabilizó del atentado a la guerrilla secesionista del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). "Dijeron que iban a cometer atentados en las grandes ciudades. ¿Está esto relacionado? Sí, atentan en todas partes. Los terroristas no duermen", aseguró Erdogan a la prensa después de visitar a varios heridos en un hospital de Estambul. "No es una novedad que la organización terrorista (como se suele referir al PKK) extienda sus ataques a las ciudades", agregó. Los analistas turcos también señalan al PKK como responsable por el modus operandi, que recuerda a otros ataques anteriores.

Turquía se encuentra en estado de alerta por amenaza terrorista y Estambul ha sido escenario este año de dos atentados suicidas del yihadista Estado Islámico en lugares turísticos, con un saldo de una quincena de muertos.