Las encuestas a pie de urna no revelan un ganador claro de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales celebrada este domingo en Perú y que enfrenta a Keiko Fujimori (derecha) con Pedro Pablo Kuczynski (centro-derecha).

El sondeo de IPSOS pronostica una victoria de Kuczynski con el 50,4 por ciento, mientras que Fujimori se quedaría en el 49,6 por ciento. En el estudio de CPI es Fujimori la que se impondría con el 51,1 por ciento frente al 48,9 por ciento de Kuczynski.

Por último, en la "boca de urna" de GFK es Kuczynski el que gana con el 51,2 por ciento, mientras que Fujimori se quedaría en el 48,8 por ciento.

Viejos conocidos

Los dos candidatos son caras habituales de la política peruana que, además, pertenecen al mismo espectro ideológico, el centro-derecha, por lo que en esta segunda fase de la campaña electoral han tenido que esforzarse para definir su espacio.

Fujimori, en contra de lo que hizo de cara al 10 de abril, ha retomado el discurso de "mano firme" para acabar con la inseguridad ciudadana, a pesar de que muchos podrían asociar este relato a los años de guerra sin cuartel de su padre.

"Él no tiene las cosas claras, él no tiene la mano firme para luchar contra este flagelo (...) A mí no me va a temblar la mano. Tengo los pantalones bien puestos", ha dicho Fujimori en uno de sus último actos electorales, en Lima.

Kuczynski, conocido como 'el gringo' --por su matrimonio con la estadounidense Nancy Lange y su trabajo en el Banco Mundial--, ha apostado todo su capital político a desprenderse de su apariencia elitista y convertirse también en el candidato de los pobres.

El aspirante de Peruanos por el Kambio (PPK) ha usado para ello Agua Limpia, una ONG que fundó en 2007 para llevar agua potable y saneamientos a 360.000 personas. Kuczynski ha prometido aplicar este programa a nivel nacional si gana la Presidencia.

El que fuera ex ministro de Economía durante el Gobierno de Alejandro Toledo ha recurrido asimismo a su dilatada experiencia. "Dicen que estoy viejo (77 años) y es cierto, pero el coco me funciona", ha subrayado en un encuentro con empresarios.

Independientemente del resultado de las elecciones presidenciales, el 'fujimorismo' ya tiene asegurada su influencia en el próximo gobierno a través del Congreso, con 73 de los 130 escaños que forman la sede legislativa.

Destaca la presencia de Kenji Fujimori, que ha repetido como el diputado más votado a nivel nacional, un éxito que ha aprovechado para postularse como sucesor de su hermana al frente de Fuerza Popular, si esta es derrotada.

Paradójicamente, la segunda fuerza parlamentaria es el Frente Amplio de Mendoza, con 20 asientos, dos más que los obtenidos por PPK, de modo que, de lograr la victoria, Kuczynski estará obligado a encontrar socios en un Congreso que, como unicameral, tiene un enorme poder.

Votantes desencatados

Los peruanos han arrastrado la desafección política de la primera vuelta hasta este domingo por los vaivenes que han marcado el proceso electoral desde el punto de vista jurídico y los constantes escándalos de corrupción.

El Jurado Nacional Electoral (JNE) expulsó de la carrera para suceder a Ollanta Humala a los aspirantes de Todos por el Perú, Julio Guzmán, y Alianza por el Progreso, César Acuña, dos de los candidatos con más opciones de desbancar a Fujimori.

En cambio, el JNE permitió salvar la candidatura a Fujimori, a pesar de la existencia de un vídeo en el que miembros de su campaña aparecían entregando sobres con dinero en un mitin, el mismo motivo por el que echó a Acuña.

Incluso la Organización de Estados Americanos (OEA) ha advertido sobre la falta de garantías. "Crítica al sistema de tachas del JNE es compartida por la comunidad internacional y la OEA", ha dicho su secretario general, Luis Almagro.

Estos descartes 'in extremis' han contribuido a aumentar la sensación de hartazgo entre los votantes peruanos, que en los últimos dos años han asistido a una sucesión de corruptelas que han salpicado a Humala y su círculo íntimo.

El abanico abarca desde la financiación de las últimas campañas del gobernante Partido Nacionalista Peruano (PNP) --que podrían haber recibido dinero del Gobierno venezolano-- hasta la primera dama, Nadine Heredia, acosada por investigaciones sobre blanqueo de capitales.

Estos casos han dinamitado la popularidad de Humala y su gabinete --con una rotación inédita de primeros ministros--, que ha caído a mínimos históricos, y cualquier opción de Heredia para suceder a su marido en el cargo, tal y como pretendía el PNP.

El escaso apoyo popular a Humala obligó al PNP a retirar la candidatura presidencial de Daniel Urresti y su eventual vicepresidenta, Susana Villarán, por miedo a perder la inscripción como partido político por no alcanzar el umbral mínimo de votos.

Así, el principal reto del próximo Gobierno --que por primera vez podría estar presidido por una mujer-- será, al margen de los desafíos económicos y de seguridad ciudadana, resucitar el interés en la política de una creciente clase media cada vez más desencantada.