El presidente de Turquía, el islamista Recep Tayyip Erdogan, cargó ayer duramente contra Alemania y contra toda la UE por el reconocimiento del genocidio armenio -el pasado jueves por el Parlamento germano- y amenazó con dejar de ser una "barrera" a los problemas de Europa, en referencia al acuerdo para aceptar la deportación de refugiados a su territorio.

"Hago un llamamiento a Alemania y a toda Europa. O resolvemos los problemas en nuestra agenda de forma justa o Turquía no será una barrera frente a vuestros problemas y os dejará solos con ellos", advirtió el político en un discurso retransmitido por televisión.

Turquía está reaccionando con mucha dureza a la aprobación el jueves por el Parlamento alemán de una resolución que califica de genocidio la matanza de cientos de miles de armenios por parte del Imperio otomano en 1915 con la asesoría y el apoyo de militares germanos.

"Estamos hartos de que nos pongan más dificultades sobre los hombros. O resolvemos los problemas o seguiremos nuestro propio camino", dijo el jefe del Estado durante una intervención en un foro económico en Estambul. Ankara se queja de que la UE le pida una reforma de su legislación antiterrorista para levantar la exigencia de visados a los turcos que entran en la Unión.

Erdogan afirmó que su país no quiere "darle la espalda a Europa" y que hay cinco millones de ciudadanos de origen turco en la UE. "Tan sólo queremos un trato justo", reclamó. El líder islamista, que está embarcado en una campaña de fuerza y prestigio, para dotar a Turquía de un régimen presidencialista, aseguró que su país, que sí reconoce que hubo matanzas de armenios, nunca admitirá que aquello fuese un genocidio y argumentó que en el contexto de la I Guerra Mundial cuando el país "estaba rodeado" (de enemigos), se tuvieron que tomar "algunas medidas".

"Lo subrayo una vez más. No hay nada en nuestro pasado de lo que avergonzarse. Pero todos esos países que nos culpan del genocidio armenio tienen la sangre de millones de personas en sus manos", denunció.