Los 34 países de la Organización de Estados Americanos (OEA) aprobaron ayer por consenso una declaración conciliadora sobre Venezuela, negociada en una sesión de diez horas, que concluyó con el gesto insólito de negar la palabra al jefe de gabinete del secretario general, Luis Almagro. Este texto, calificado de "suave" por numerosos observadores, deja en débil posición la iniciativa, tomada por Almagro el martes, de aplicar a Caracas la Carta Democrática, primer paso hacia su suspensión como miembro de la organización.

Mientras, en Madrid, el ex jefe del Gobierno Felipe González y el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, advirtieron de la posibilidad de que se produzca un conflicto social violento en Venezuela si no hay un diálogo urgente. González expresó su temor a un "caracazo", en referencia a la revuelta popular de 1989, saldada con cientos de muertos.