Al menos 145 personas murieron hoy y unas 200 resultaron heridas en dos cadenas de atentados en las ciudades costeras de Tartus y Yabla, en el noroeste de Siria, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.

Al menos 97 personas perdieron la vida por cuatro estallidos en Yabla, ubicada en la provincia de Latakia; mientras que 48 perecieron por tres explosiones en Tartús, capital de la provincia homónima.

Por su parte, medios de comunicación oficiales han informado hasta ahora de 78 fallecidos en las dos series de atentados.

La televisión estatal siria precisó que al menos 45 personas murieron en Yabla, donde se registraron cuatro estallidos en una estación de autobuses y en las proximidades de la Dirección General de Electricidad y de un hospital en Yabla.

La cadena agregó que otras 33 personas perecieron por tres explosiones "terroristas" en Tartús, donde un coche bomba estalló a la entrada de otra estación de autobuses y, acto seguido, dos suicidas detonaron los artefactos que llevaban adosados a sus cuerpos en su interior.

El Observatorio precisó que en Yabla un vehículo cargado con explosivos estalló primero cerca de la estación de autobuses y que, poco después, un suicida detonó el cinturón bomba que llevaba adosado a su cuerpo dentro del lugar.

Un tercer y un cuarto terrorista suicida hicieron explotar las bombas que llevaban encima en las proximidades de la Dirección General de Electricidad y en el acceso de ambulancias de un hospital.

Según la agencia de noticias Amaq, vinculada al grupo terrorista Estado Islámico (EI), combatientes de esta organización perpetraron los ataques contra concentraciones de "alauíes", secta que profesa el presidente sirio, Bachar al Asad, en Yabla y Tartús.

No obstante, la televisión siria aseguró que el grupo armado Movimiento Islámico de los Libres de Sham ha reivindicado los atentados, pero esta organización no ha publicado ningún comunicado al respecto en su página web ni en sus cuentas de Twitter.

Los ataques de hoy son los primeros de este tipo registrados en los feudos costeros de las autoridades sirias de Latakia y Tartús, donde vive gran parte de la minoría alauí del país y donde los niveles de violencia han sido menores desde el inicio del conflicto en marzo de 2011.