François Hollande no cede. El presidente francés no piensa retirar la reforma laboral, que continúa su tramitación en el Senado, pese a los números que ayer arrojó la sexta jornada de protestas contra el controvertido proyecto.

Aunque estancado, el frente sindical abierto contra la reforma laboral hace dos meses no parece desinflarse y miles de personas recorrieron las calles de decenas de ciudades en contra de la ley.

Las autoridades aseguran que 68.000 personas se manifestaron en todo el país, algo más de las 55.000 que contabilizaron el pasado día 12 en la última jornada de protesta. Sin embargo, ambas cifras están lejos de las del pasado 31 de marzo, cuando en la segunda jornada de protesta contra la reforma laboral los sindicatos presumieron de haber movilizado a 1,2 millones de personas, frente a los menos de 400.000 que anunciaron las autoridades.Habrá más protestas mañana, en la séptima jornada, pero ayer se registraron bloqueos en puertos y refinerías por parte de los trabajadores del sector del transporte y hoy será el turno de los de los ferrocarriles.

Pero a un año de las presidenciales, Hollande no piensa dar su brazo a torcer. Ayer advirtió en una entrevista radiofónica que no hay otra alternativa en la izquierda que pueda llegar al poder al margen de la línea socialdemócrata que él representa. " Puede haber una esperanza de otra izquierda", pero "no gobernaría", dijo.