"Nunca soñé que alguien como yo pudiera ser elegido alcalde de Londres", confesó la semana pasada el laborista de origen paquistaní Sadiq Khan, cuyo nombre quedará inscrito en los anales por ser el primer regidor musulmán de una gran capital europea. Khan, de 45 años, se impuso con holgura el pasado jueves a su rival conservador, el multimillonario de familia judía Zac Goldsmith, esposo de una Rothschild.

Para derrotar a Goldsmith, Khan tuvo que vencer también una insidiosa campaña racista en la que se utilizó su asistencia regular a la mezquita Al Muzzamil de Tooting -el barrio del sur de Londres al que está vinculado desde su nacimiento- como presunta prueba de su relación con extremistas islámicos. Aunque los musulmanes estrictos, que le afean su defensa del matrimonio homosexual, lo rechacen por liberal.

Claro que la superación de retos es una constante en la vida de este abogado que creció en un distrito donde el 20 por ciento de la población profesa la fe islámica. Una proporción cuatro veces superior a la media de Londres, la urbe en la que el 45% de sus 8,6 millones de habitantes pertenece a alguna minoría étnica.

Sadiq Khan y sus siete hermanos son hijos de un conductor de autobuses paquistaní, que se instaló en Londres a finales de la década de 1960 junto a su esposa, una costurera. Hasta los 24 años compartió con su familia un piso de tres habitaciones de protección oficial, en el que, claro, dormía en una litera. Producto del estado del bienestar edificado por los laboristas tras la II Guerra Mundial, Khan estudió en una escuela pública y desde la adolescencia trabajó a tiempo parcial. Tras graduarse en Derecho, se casó a los 24 años con otra abogada, con la que tiene dos hijas.

Durante años, trabajó en bufetes y organizaciones de defensa de los derechos humanos, lo que le llevó a representar al polémico activista negro estadounidense Louis Farrakhan, líder del grupo Nación Islámica, que tiene vetada la entrada en Reino Unido. Hasta que, hace once años, dio el salto a la política como diputado por Tooting. Lo hizo en las filas laboristas, donde milita en la franja tibia del ala izquierda, desde la que, en 2008, accedió al Gobierno de Gordon Brown como secretario de Estado.

La llegada de Khan a la Alcaldía londinense -22.000 millones de presupuesto; la vivienda y el transporte como retos- ha sido puesta de ejemplo para una Europa que se debate en busca de una nueva identidad. Una lucha en la que el racismo -que tan bien conoce el Khan que aprendió a boxear en su adolescencia para protegerse de los matones "cazapakis"- se está revelando un obstáculo mayor.