El presidente del Senado brasileño, Renán Calheiros, rechazó ayer la suspensión del trámite para un juicio de destitución contra la mandataria Dilma Rousseff decidida por el jefe interino de la Cámara Baja, Waldir Maranhao, y determinó la continuidad del proceso desatando un conflicto institucional sin precedentes.

La interrupción del proceso fue decidida horas antes por Maranhao, quien anuló el trámite que había puesto en marcha todo el proceso. La decisión de Maranhao, cuyas consecuencias jurídicas todavía no están claras pese al rechazo expresado por el presidente del Senado, fue adoptada en momentos en los que la Cámara Alta se apresta, esta misma semana, a una votación que, de decidir la apertura de un juicio de destitución, separará a Rousseff del poder durante al menos seis meses.

Maranhao, que asumió la Presidencia de la Cámara de Diputados la semana pasada, en lugar de Eduardo Cunha, suspendido del cargo por la Corte Suprema, aceptó una demanda presentada por la Abogacía General del Estado. Ese organismo, que defiende a Rousseff en el proceso, denunció "vicios que declaran nula de pleno derecho" la sesión del pasado 17 de abril en que 367 de los 513 diputados aceptaron las denuncias contra la mandataria y dieron lugar al trámite. Rousseff es acusada de haber maquillado las cuentas del Estado en 2014 y 2015 para ocultar un déficit.

Maranhao, en una nota divulgada ayer, explicó que uno de esos vicios consistió en que los partidos políticos representados en la Cámara de Diputados orientaron el voto de sus diputados, lo que no podría haber ocurrido en una decisión de esa naturaleza.

El Gobierno y la propia Abogacía General del Estado han alegado que el proceso para la posible destitución de Rousseff comenzó por una supuesta "venganza" de Cunha, un declarado adversario de la gobernante presuntamente implicado en la corrupción de la empresa estatal Petrobras.

Por su supuesta responsabilidad en ese caso, la Corte Suprema suspendió la semana pasada el mandato de Cunha y su lugar fue ocupado por Maranhao. La decisión del presidente interino de la Cámara Baja, la primera que adopta desde que reemplazó a Cunha el viernes, dejó en el limbo la votación del Senado hasta que Calheiros anunció que se hará de todas maneras.

Es una decisión intempestiva", que "no tiene ninguna cabida" en el proceso democrático y que "no puede ser aceptada", dijo Calheiros al instalar una sesión en el pleno del Senado. Calheiros calificó de "extemporánea" la decisión de Maranhao y dijo que había sido adoptada "cuando el Senado ya discute el asunto desde hace varias semanas". Detalló que "ya hubo lectura de informes sobre el caso, se eligió una comisión especial" que analizó la base jurídica de los cargos y "hubo diez sesiones que consumieron casi 70 horas de trabajo".