Reino Unido vivió ayer unas elecciones regionales en Escocia, Gales e Irlanda del Norte que se acompañaron de elecciones locales en 120 municipios de Inglaterra. Los comicios, cuyos resultados no se esperaban hasta bien avanzada la pasada madrugada, tuvieron varios alicientes, de los que no era el menor la pelea por la Alcaldía de Londres, una de las cuatro ciudades -junto a Liverpool, Bristol y Salford- que eligen directamente a su regidor.

Las urnas londinenses enfrentaron al laborista Sadiq Khan -un musulmán hijo de un modesto matrimonio paquistaní, que era por amplio margen el favorito en las encuestas- con el conservador Zac Goldsmith, rico heredero de una familia de multimillonarios judíos y marido de una miembro de la familia Rothschild, que está considerado el segundo diputado más rico de la Cámara de los Comunes.

Al margen de la pelea por suceder al polémico conservador Boris Johnson, las elecciones de ayer tenían la importancia de ser las primeras tras las legislativas que dieron la mayoría absoluta al conservador David Cameron en mayo del pasado año y, por lo tanto, una buena prueba para comprobar la salud del partido gubernamental.

Además, en Escocia, constituían una prueba de fuego para los laboristas, que en las generales del año pasado casi fueron borrados del mapa por los nacionalistas del SNP en ese territorio, que durante décadas fue su feudo y bastión. La prueba era especialmente importante para el nuevo líder laborista, el izquierdista Jeremy Corbyn.

Por si todo lo anterior no fuera bastante, las elecciones se disputaron a apenas mes y medio del referéndum que sobre la permanencia o salida de Reino Unido de la UE ("Brexit") se celebrará el próximo 23 de junio. Es precisamente la defensa de la salida del Reino Unido de la UE la que ocupa actualmente al alcalde saliente Johnson, convertido en líder de los conservadores euroescépticos y una auténtica china en el zapato de Cameron.

El nuevo líder laborista ha recibido duras críticas esta semana por mostrarse confiado en que su partido no iba a "perder escaños", pese a que algunas encuestas predecían que el laborismo podría registrar su peor resultado en varias décadas. Uno de los portavoces laboristas matizó que las palabras de Corbyn fueron malinterpretadas: "No estamos por la labor de perder escaños y lucharemos por lograr tantos como sea posible. Eso es lo que trataba de decir", afirmó el portavoz

En Escocia, los independentistas del SNP han gobernado con 69 de los 129 escaños del Parlamento autónomo desde 2011, cuando los laboristas se hicieron con 37 asientos y los conservadores con 15. La formación que dirige Nicola Sturgeon esperaba anoche mejorar esos resultados tras haber logrado 56 de los 59 escaños escoceses en disputa en las generales del año pasado, en las que se beneficiaron del amplio movimiento popular forjado para el fallido referéndum independentista de septiembre de 2014.

En el peor escenario posible para Corbyn, algunos sondeos sugieren que los conservadores podrían convertirse en la segunda fuerza en la región, relegando al "labour" a una simbólica tercera posición. Sturgeon ya ha anunciado que si los resultados de las elecciones regionales son concluyentes planteará la posibilidad de otro referéndum de independencia. La voluntad de llevar a cabo esta consulta se vería reforzada si los británicos decidieran en junio abandonar la UE, eventualidad ante la que las autoridades escocesas han proclamado su intención de abandonar el Reino Unido para permanecer en la Unión Europea.