El inesperado triunfo, el domingo, de la ultraderecha austriaca (liberales, FPOE) en la primera vuelta de las elecciones presidenciales fue celebrado ayer por sus correligionarios de varios países europeos. El liberal Norbert Hofer se impuso con el 35,3%, seguido del verde Alexander van der Bellen (21,3%).

Además de que los ultraderechistas consiguieron los mejores resultados de su historia, la otra gran sorpresa fue que los dos partidos que componen la coalición de Gobierno (conservadores del OEVP y socialdemócratas del SPOE) quedaron relegados a la cuarta y quinta posición con el 11,2% y el 10,9% de los votos, respectivamente. Tercera fue la independiente Irmgard Griss (19%).

Será la primera vez desde la II Guerra Mundial que el jefe del Estado no provenga de uno de estos dos partidos, que hace 10 años sumaban aún el 70 % de los votos y cuyo apoyo electoral está ahora en caída libre ante el empuje del FPOE, cuyos postulados xenófobos se han visto reforzados por la oleada masiva de refugiados llegada a Europa.

Aunque las funciones del presidente austriaco son principalmente representativas, controla algunas palancas de poder, como la disolución del Parlamento y la convocatoria de elecciones. No se descarta una victoria de Hofer en la segunda vuelta, que se disputará dentro de un mes.

La alegría de otros ultraderechistas europeos era ayer indisimulada en Alemania, Francia, Holanda o Italia. "La Unión Europea es, en realidad, una estructura para el sometimiento de los pueblos", aseguró Marine Le Pen, líder del Frente Nacional francés, al celebrar el éxito de su correligionario Hofer.