La campaña electoral para el referéndum sobre la permanencia o salida ("brexit") del Reino Unido de la UE, que se celebrará el próximo 23 de junio, comenzó el viernes con un cruce de acusaciones entre los dos bandos, tónica en la que se mantuvieron los discursos ayer y el sábado.

El ministro de Trabajo, Stephen Crabb, alertó de que abandonar la UE provocaría una "ruptura económica" en el Reino Unido que pondría en peligro miles de empleos.

Crabb, que en marzo sustituyó al euroescéptico Iain Duncan Smith, afirmó en un artículo en "The Sunday Times" que votar por la salida del bloque tendría consecuencias "desastrosas" para las familias británicas.

El ministro criticó a "aquellos que quieren que el Reino Unido se vaya de la Unión y rechazan con complacencia las predicciones de los expertos sobre un impacto económico, o hacen caso omiso a las advertencias de las compañías británicas que emplean a millones de personas".

El sábado, el alcalde de Londres, Boris Johnson, dijo que el presidente de EE UU, Barack Obama, será un "hipócrita" si defiende la permanencia del Reino Unido en la UE en su visita a la capital británica de esta semana. Johnson, uno de los rostros más visibles de la campaña por la salida del club, afirmó que los estadounidenses "ni soñarían con compartir su soberanía".