La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, destituyó ayer a cuatro ministros para que recuperen sus funciones de diputado y puedan votar el domingo en contra de la apertura de un juicio político en contra de la mandataria para destituirla del cargo.

Uno de ellos pertenece al gobernante Partido de los Trabajadores (PT), mientras que los otros tres son del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), la mayor fuerza política del país y que ya ha roto con el Ejecutivo de Rousseff. Los tres ministros del PMDB se rebelaron contra la decisión del partido y se declararon leales a la presidenta.

El PMDB es la formación del vicepresidente, Michel Temer, a quien Rousseff acusó esta semana de ser el "jefe de la conspiración" en su contra, después de que se conociera una grabación en la que Temer daba por hecho que el Pleno de la Cámara de los Diputados aprobará el domingo la apertura del juicio político.

Mientras, el abogado general del Estado, José Eduardo Cardozo, denunció ante la Corte Suprema lo que calificó como "vicios que hieren de muerte" el proceso para destituir a Rousseff. El "principal es el informe aprobado por una comisión de 65 diputados que examinó si existen méritos jurídicos para el proceso de "impeachment".

El informe se centra en la acusación de que Rousseff incurrió en maniobras contables ilegales para maquillar los Presupuestos de 2015, pero Cardozo denuncia que además cita casos "ajenos", como las investigaciones sobre el escándalo de corrupción en Petrobras, en el que la presidenta "ni siquiera ha sido citada".