Las declaraciones de un constructor "arrepentido", Otávio Marques de Azevedo, han puesto un nuevo cerco a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff. Marques de Acevedo ha asegurado, en una delación pactada con la Fiscalía, que la campaña para la reelección presidencial de 2014 se pagó con sobornos recibidos a cambio de adjudicaciones de obras, algunas de ellas relacionadas con el Mundial de Fútbol de ese año.

El constructor relató al Ministerio Público que los contratos obtenidos sin concurso para construir los estadios Arena Amazonia de Manaos y Mané Garincha de Brasilia, así como para la reforma del Maracaná.