Las autoridades de Pakistán han efectuado más de 5.200 detenciones y retienen a unas 220 personas tras el atentado que causó 72 muertos y más de 350 heridos en la zona infantil de un parque de Lahore (en el este del país). Se trata del más grave atentado en el país desde el asalto a una escuela de Peshawar, en 2014, en el que murieron 125 niños.