Obama lanzó ayer en La Habana un llamamiento al cambio democrático del régimen cubano, a aceptar a los disidentes y a reconstruir los lazos con los exiliados. Fue una lección de democracia elemental en presencia de quienes encarnan el poder en la isla, con el presidente Raúl Castro a la cabeza, desde el escenario del Gran Teatro que lleva el nombre de la bailarina Alicia Alonso, también presente en el acto, transmitido a todo el país, que marca el momento más multitudinario de la histórica visita del presidente de Estados Unidos.

La defensa de los derechos humanos y la democracia fue el eje central del discurso de Obama a los cubanos. A Castro le incitó a perder el miedo a los disidentes, con los que el presidente estadounidense se reuniría después del acto. "Usted no debe tener miedo de una amenaza de EE UU y por su compromiso con la soberanía y la autodeterminación tampoco debe temer las voces diferentes del pueblo cubano", le dijo a su homólogo de Cuba. "La democracia proporciona a las personas la oportunidad de soñar y mejorar el nivel de vida", subrayó en su mensaje al pueblo cubano, retransmitido en directo por la radio y la televisión estatal de Cuba. Obama admitió que ya hay "una evolución" que se está dando en Cuba, un "cambio generacional", por lo que apeló a los jóvenes de la isla a "construir algo nuevo".

"Los votantes deberían poder elegir sus gobierno con elecciones libres y democráticas", sostuvo en su exposición de lo que es una democracia básica.

Obama recurrió al español en algunos momentos del discurso, como cuando afirmó que "el futuro de Cuba debe estar en manos de los cubanos". "Creo en el pueblo cubano", dijo más adelante también en castellano, para matizar que la decisión de su Gobierno de normalizar relaciones con Cuba no es solo con el Gobierno de la isla sino fundamentalmente con los cubanos. También estuvieron presentes los exiliados cuando instó a la reconciliación y reconstruir los lazos con quienes viven fuera de la isla. "Esa reconciliación del pueblo cubano (...) es fundamental para el futuro de Cuba", afirmó el presidente amerciano.

En su último día en la isla hubo tiempo también para los gustos compartidos y en el estadio Latinoamericano Obama y Castro asistieron al partido de béisbol entre el equipo nacional cubano y los Rayos de Tampa Bay.