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"Fui en metro a primera hora"

Mariña Abella, traductora en Bruselas, pasó por la estación de Arts-Loi para quedar con sus padres en el centro de la ciudad

Paco Abella, Nanda Otero y Mariña Abella posan en una foto de estas vacaciones en la Grand Place.// M.A.

"Yo pasé por Arts-Loi, que es una parada de metro también próxima al Parlamento, a primera hora de la mañana (de ayer), un poco antes de las nueve, para quedar con mis padres en el centro de la ciudad. Ellos han venido a verme estas vacaciones e íbamos a pasar el día juntos. Al mismo tiempo mi novio estaba en clase en la Universidad de San Luis, en Traducción, a cuatro minutos de donde pasó todo. La profesora los retuvo en clase pero al comprobar la gravedad desalojaron las aulas y cerraron la facultad. Quiero decir con esto que a cualquiera le puede pasar, estando aquí, porque coges el metro, de hecho yo paso muchas veces por Maelbeek, porque vas a viajar vía aeropuerto al ser Semana Santa, lo que sea", expresa Mariña Abella, una joven de Malpica (A Coruña), en Bruselas desde 2015 para perfeccionar idiomas y trabajar tras terminar Traducción e Interpretación.

Paco y Nanda, padres de Mariña, están estos días de visita en la ciudad belga, para pasar las vacaciones de Semana Santa con ella. "La primera noticia que tuvimos fue que había pasado algo en el aeropuerto, pero cuando ya nos dijeron en el metro me asusté, mucho, claro. Estábamos desayunando en un bar del centro. Imagina, queríamos ir en tren a Brujas y ya no fuimos. Probamos en el Museo Magritte, pero cerrado, por el ataque. Después nos recomendaron irnos para casa y aquí seguimos", explica Nanda. "Sí, la recomendación es quedarse en donde estás, aunque sea la casa de un amigo, porque el nivel de alerta sigue alto, nos decían que podía haber más atentados", comenta Mariña. "Justo estos días estuvimos paseando por Palais Royale y mañana (por hoy) íbamos a ir a la zona del Parlamento, pero nada. La sensación es de falsa tranquilidad", cuenta Paco Abella. Lo peor, para Mariña, es "el desconcierto, la desconfianza y el miedo". "Consiguen su propósito de asustar a la gente. Yo tengo miedo ahora a ir en metro, increíble. Es que vas por la calle y te cruzas con personas y desconfías, algo inexplicable, eso que antes no pasaba en una ciudad como esta", apunta Mariña.

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