El presidente de EE UU, Barack Obama, designó ayer al juez moderado Merrick Garland para el Tribunal Supremo y abrió así una batalla política con el Senado, controlado por una oposición republicana que ya avanzó que no confirmará a ningún candidato propuesto por Obama.

Obama eligió a Garland, un juez respetado por progresistas y conservadores, para cubrir la vacante dejada en la máxima corte del país por Antonin Scalia, fallecido el mes pasado. Sin embargo, los republicanos consideran, sin que se sepa muy bien cuáles son sus fundamentos, que el nombramiento ha de ser hecho por el próximo presidente. "He cumplido con mi deber constitucional. Ahora el Senado debe cumplir con el suyo. Los presidentes no dejan de trabajar en el último año de su mandato", afirmó Obama.