La llamada "ruta de los Balcanes" quedó cerrada ayer para los refugiados sirios y de otros países de Oriente Medio, así como para todos los inmigrantes económicos irregulares, después de que se restaurara a medianoche la normativa Schengen y se dijera adiós a la política de "puertas abiertas" practicada desde que el pasado septiembre rompió sobre la UE la gran oleada de demandantes de asilo y emigrantes económicos. Todas las personas que estén en condiciones irregulares en esos países y en Grecia (donde ya son 36.000) se devolverán a Turquía.

Eslovenia dio el pistoletazo de salida en sus fronteras con Croacia, por los que ya sólo deja pasar a personas que posean la documentación exigida o que quieran pedir asilo en territorio esloveno, lo que las obligaría a afincarse en él. La mayoría de los refugiados, sin embargo, quieren llegar a Alemania y el norte de Europa.

La decisión eslovena provocó una reacción en cadena, ya que acto seguido Croacia, Serbia y Macedonia, que no forman parte de la zona Schengen -Serbia y Macedonia ni siquiera son miembros de la UE-, comenzaron a aplicarestas medidas.

El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, explicó que este paso no ha sido una medida unilateral eslovena sino la aplicación de lo acordado en el Consejo Europeo del lunes -ampliado a Turquía- en el que se alcanzó un preacuerdo con Ankara que está en la base de la clausura de la ruta.

El preacuerdo con Turquía, que deberá ser refrendado la próxima semana en otro Consejo Europeo, dispone que todas las personas que lleguen irregularmente a la UE desde territorio turco -suelen hacerlo a través de las islas griegas del Egeo- serán devueltas a las autoridades de Ankara, incluidos los refugiados de guerra sirios. Por cada refugiado devuelto la UE se compromete a acoger a otro de modo regularo.

"El flujo irregular de inmigrantes por la ruta de los Balcanes occidentales ha terminado", afirmó Tusk. "Doy las gracias a los países de los Balcanes Occidentales por aplicar parte de la estrategia global de la UE para hacer frente a la crisis migratoria", agregó.

En paralelo, Hungría declaró el "estado de crisis por inmigración" en todo el país y anunció que reforzará la defensa de sus fronteras sureñas con policías y soldados, y levantará una valla con Rumanía.

Las reacciones negativas al acuerdo del lunes con Turquía siguieron prodigándose ayer, después de las duras críticas emitidas el martes por la ONU y relevantes ONG de defensa de los Derechos Humanos.