El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schaeuble, confesó en una entrevista con la BBC que su Gobierno alberga serias dudas sobre si Turquía debería entrar en la UE. Schaeuble, sin embargo, reconoce que "todavía queda mucho tiempo para negociar" y que la incorporación de Turquía "no es una preocupación en este momento".

Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión se reúnen hoy con el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, al que quieren arrancar un compromiso oficial de repatriación sistemática de inmigrantes que no sean sirios y que no tengan derecho a asilo.

La UE pretende atajar la crisis migratoria convenciendo a las personas sin derecho a asilo de que no emprendan el viaje. Ankara y Bruselas ya asumieron el año pasado el compromiso de reducir las llegadas irregulares a cambio de 3.000 millones de euros.

Según el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, Davutoglu ha confirmado que Turquía está dispuesta a aceptar la devolución de todos los inmigrantes interceptados en aguas turcas.

A cambio, la Comisión Europea anunció el viernes la puesta en marcha de dos proyectos, dotados con 95 millones, para potenciar la educación y permitir la alimentación de los más de dos millones de refugiados que acoge Turquía.

Liberalizar visados

Además publicitó los avances turcos en el cumplimiento de los requisitos necesarios para liberalizar visados con la UE. Pero Ankara va más allá y quiere un compromiso firme de la Unión que permita anular este mismo año la obligación de visado para los turcos que viajan a países del bloque.

Además, los Veintiocho intentarán acordar hoy un plan europeo para resolver la crisis en la ruta de los Balcanes tras las tensiones surgidas a causa de las medidas unilaterales adoptadas por países como Austria. Lo que significa exigir a Grecia que acepte contener en su territorio a todos los recién llegados hasta que se decida si son repatriados.

Se presume que Atenas espera a cambio algún tipo de relajación en las medidas de ajuste exigidas desde Bruselas.