A solo 72 horas de la tregua en la guerra civil siria -prevista para el sábado a medianoche-, los movimientos militares y diplomáticos son continuos en un intento de toma de posiciones ante la inminencia de un alto el fuego. Así, Rusia proclamó ayer que ya ha reducido de un modo "significativo" sus ataque aéreos contra la oposición moderada, mientras que esta se desdijo de su apoyo a la tregua, anunciado el lunes, y aseguró que dará su respuesta definitiva mañana, viernes.

"La intensidad de los ataques aéreos rusos ha caído significativamente en los últimos dos días, especialmente en zonas en las que las autoridades locales y los grupos armados han acordado el fin de los combates y el inicio de negociaciones", explicó un portavoz del Ministerio de Defensa ruso. La fuente advirtió, no obstante, que esta reducción no es aplicable a las zonas donde se combate con grupos yihadistas.

El problema, como reconoció ayer mismo el Gobierno de Damasco, es que las zonas ocupadas por unos y otros no son fácilmente delimitables. "Siendo sinceros, será muy difícil" delimitar cuál es el territorio bajo control de los yihadistas y cuál es el que controla la oposición, declaró la consejera presidencial siria Bouthaina Shaaban, en un viaje a Moscú para ultimar posturas con su aliado.

Shaaban aprovechó una comparecencia ante la prensa para arremeter contra la idea expuesta el martes ante el Senado de su país por el secretario de Estado de EE UU, John Kerry, quien afirmó que Washington se movería hacia un plan B, que implicaría la división de Siria, si la tregua acordada entre EE UU y Rusia no se materializa o si no se aborda en los próximos meses una transición hacia un Gobierno interino.

La consejera presidencial insistió en que el pueblo sirio nunca aceptará la división del país y recordó que la integridad territorial de Siria está garantizada en la resolución 2.254 del Consejo de Seguridad de la ONU. Desde Damasco, el Gobierno sirio calificó de "irreales" las declaraciones de Kerry y aprovechó para cargar contra EE UU, potencia a la que acusó de "esconder su responsabilidad respecto a todos los terroristas", denominación en la que la dictadura de Al Asad incluye también a los grupos de la oposición moderada respaldados por Washington. Entre tanto, la ONU llevó a cabo el primer lanzamiento desde el aire de ayuda humanitaria para miles de civiles sitiados por el Estado Islámico en la localidad de Deir ez-Zor (noreste).