Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea lograron anoche un acuerdo que redefine el estatus de Reino Unido dentro del club comunitario a cambio de que el primer ministro británico, David Cameron, haga campaña a favor de la permanencia en la UE en un referéndum que se espera que convoque probablemente para junio. "Acuerdo: apoyo unánime para la nueva relación de Reino Unido con la UE", anunció tras muchas horas de reunión el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.

El consenso se ha logrado tras dos difíciles jornadas de contactos bilaterales al más alto nivel y de trabajo técnico y jurídico para cerrar un texto que no entrará en vigor hasta que Reino Unido confirme su voluntad de seguir siendo parte del club comunitario tras el referéndum.

"Creo que el acuerdo es suficiente para recomendar que el Reino Unido siga en la Unión Europea", teniendo "lo mejor de cada mundo", señaló Cameron en una rueda de prensa al término del Consejo Europeo.

Si el jueves la palabra era drama (teatro), anoche el término adecuado era tensión (agonía). Los líderes europeos se sentaron ayer otra vez a cenar a las ocho de la tarde, con la perspectiva, igual que la víspera, de otra noche de negociación para evitar el "Brexit", la temida (por ambas partes) salida del Reino Unido del club comunitario. Pero las predicciones al final no se cumplieron.

La nueva oferta de la Comisión Europea, fruto de los retoques salidos de las negociaciones bilaterales de la madrugada del viernes, no fue presentada a los 28 socios hasta la cena. Y el ambiente previo fue descrito por el presidente del Parlamento europeo, Martin Schulz, como "muy, muy tenso".

El propio primer ministro británico, David Cameron, anuló una reunión con sus ministros que tenía previsto celebrar anoche en Londres. "Las negociaciones continuarán esta tarde. No será posible una reunión del gabinete esta noche", escribió en su perfil de la red social Twitter.

Mientras, al otro lado del Canal de la Mancha un sondeo señalaba que el "sí" a la salida del Reino Unido de la UE empieza a superar al "no". Y el referéndum en el que Cameron se ha comprometido a abanderar el "sí" -tras el acuerdo con sus socios- no será hasta finales de junio.

El nuevo borrador de la propuesta del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, debía haber sido presentado a los líderes de los Veintiocho a primera hora del viernes, durante lo que se esperaba que fuera un "desayuno inglés", pero la falta de avances de calado lo retrasó hasta la cena.

Fuentes europeas aseguraron que Tusk se había marcado como límite para llegar a un acuerdo la pasada medianoche. No fue necesario llegar tan lejos. Horas antes, Cameron había advertido que sólo habría acuerdo con sus socios si su país "obtiene lo que necesita". Y dio cuenta de los avances habidos hasta ese momento: "He estado hasta las cinco de la mañana de hoy (por ayer) trabajando en esto y hemos hecho algunos progresos, pero aún no hay acuerdo". Le contestó poco después el primer ministro belga, Charles Michel, quien se declaró tan partidario de la permanencia del Reino Unido en el club como cualquier otro socio, "pero no a cualquier precio". E hizo a su homólogo británico dos advertencia: "No habrá segunda oportunidad" y "es ahora o nunca".

Los capítulos de mayor fricción o desacuerdo fueron: a) la duración del mecanismo para restringir el acceso a los beneficios sociales; b) la retroactividad y los criterios de la indexación de las ayudas por hijo; c) cómo introducir algunos cambios en los tratados; d) la relación entre países de dentro y fuera de la eurozona, y e) las implicaciones de una UE cada vez más integrada. Los líderes continentales están dispuestos a permitir que Londres recurra durante siete años al denominado "freno de emergencia", que restringiría el acceso de los trabajadores comunitarios a las prestaciones sociales en los cuatro primeros años de contrato.