Once niños perdieron ayer la vida en un doble naufragio de embarcaciones de refugiados, en las inmediaciones de la costa turca, en el que murieron al menos 33 personas. Se estima que la cifra se engrosará en las próximas horas, pues son varios los desaparecidos. Las embarcaciones naufragadas se encontraban a la altura de la provincia turca de Balikesir, al norte de Esmirna, y se dirigían a la isla de Lesbos.

Al menos once de los muertos se registraron al hundirse una barca de la que fueron rescatadas con vida tres personas. Otras 22 ahogaron en el segundo naufragio, producido pocos kilómetros al sur. La embarcación que sufrió el segundo siniestro transportaba a unos 40 refugiados, según los primeros testimonios, y hasta anoche sólo se había encontrado a cuatro supervivientes, de ahí el temor a que la cifra globlal de muertos crezca.

El mal tiempo en el Egeo, con vientos, oleaje y bajas temperaturas, provocó daños incluso a embarcaciones de recreo amarradas en las marinas de las costas turcas, por lo que la travesía a Lesbos, que dista una decena de kilómetros del litoral turco, es extremadamente arriesgada.

Mientras, continúa imparable el flujo de refugiados que llega a la frontera entre Siria y Turquía procedente de la provincia de Alepo, donde las fuerzas gubernamentales del dictador Asad, apoyadas por la aviación rusa, llevan a cabo desde la semana pasada una ofensiva victoriosa. Se estima que unas 35.000 personas se agolpan en pasos fronterizos que las autoridades turcas siguen manteniendo cerrados.

El primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, anunció ayer que permitirá entrar a esta marea de refugiados "cuando sea necesario". Davutoglu se quejó de que la comunidad internacional tolere los bombardeos aéreos rusos contra la población civil contando con que Turquía aceptará a los refugiados.

El jefe del Gobierno turco se reunió ayer en Ankara con la canciller de Alemania, Angela Merkel, con quien coincidió en estudiar que la OTAN colabore en la vigilancia de las fronteras ante la llegada masiva de refugiados a Europa. Merkel indicó que, en el control de la emigración ilegal desde la costa turca hacia Europa a través de Grecia, es esencial aumentar la colaboración entre Turquía y Frontex, la agencia europea dedicada a la vigilancia de las fronteras exteriores de la UE. La canciller también pidió a Turquía "proyectos visibles" de ayuda a los refugiados para materializar los 3.000 millones de euros que la UE le ha prometido.