Un grupo de desconocidos lanzó ayer una granada de mano contra un centro de refugiados de Villingen-Schwenningen (sur de Alemania), en un ataque que no causó daños personales pero que ha desatado la alarma de las autoridades por considerarse que representa una nueva dimensión en la violencia contra los inmigrantes y demandantes de asilo.

La granada fue a caer junto al contenedor del personal de vigilancia, donde se encontraban en ese momento tres empleados, pero no llegó a estallar, indicaron a la prensa fuentes policiales. El artefacto fue explosionado más tarde por los agentes.

Entre tanto, la ayuda de 3.000 millones de euros a Turquía para que frene la salida de refugiados sirios hacia Grecia continúa estancada. La canciller alemana, Angela Merkel, que se reunió en Berlín con el primer ministro italiano, Matteo Renzi, no logró doblegar las resistencias de Roma a la entrega de la ayuda.