Los portugueses afrontan hoy la jornada electoral que marcarán el fin de una época por la salida del que fue su jefe de Estado durante los últimos diez años, Aníbal Cavaco Silva. A sus 76 años, el presidente portugués dejará la política activa después de ser uno de los dirigentes más importantes desde la llegada de la democracia al país, ya que antes de ocupar el Palacio de Belém en la última década ejerció durante otros diez años como primer ministro (1985-1995).

Economista de formación y líder en el pasado del Partido Social Demócrata (PSD, centro-derecha), es considerado el adalid de los conservadores portugueses y uno de los principales defensores públicos de los valores católicos.

La marcha de Cavaco Silva de la Jefatura del Estado es obligada debido a que agotó los dos mandatos -de cinco años cada uno- que permite la Constitución, por lo que no se puede presentar a la reelección.

Su adiós, que se producirá oficialmente cuando entre en funciones su sucesor, coincide con su peor momento en términos de popularidad, ya que los sondeos le apuntan como el dirigente peor valorado del país, por debajo de todos los líderes partidarios.

Ayer fue día de reflexión en Portugal, que se caracteriza por el "apagón informativo" que precede todos los actos electorales en suelo luso, ya que la ley electoral prohíbe la transmisión "de noticias, reportajes o entrevistas que de cualquier modo puedan favorecer o perjudicar a un candidato a las elecciones, en detrimento o ventaja de otro".

En la práctica, eso se traduce en la desaparición en los medios de prácticamente cualquier información que tenga que ver con los comicios. Tampoco está permitida la divulgación de sondeos, por lo que las últimas encuestas disponibles hasta la cita con las urnas son las publicadas el viernes, que apuntaban de forma unánime a una victoria del candidato Marcelo Rebelo de Sousa, de 67 años, en primera vuelta.

Protagonista de un programa de análisis político en televisión con audiencias millonarias hasta hace solo tres meses, cuenta con el respaldo de los dos partidos conservadores portugueses -actualmente en la oposición-, que pidieron públicamente el voto para él a sus simpatizantes.

Los sondeos apuntan al exrector de la Universidad de Lisboa António Sampaio da Nóvoa como su mayor rival, con entre un 16,9 y un 22 % de las intenciones de voto.