El Gobierno alemán anunció ayer una reforma para agilizar la expulsión de extranjeros que hayan cometido delitos, en medio de la alarma por los abusos sexuales y robos masivos registrados la pasada Nochevieja, entre cuyos presuntos autores hay decenas de peticionarios de asilo. Hasta ahora se han presentado 650 denuncias solo en Colonia -según el cómputo oficial actualizado ayer- de las cuales aproximadamente un 45% se relaciona con delitos sexuales. Mientras tanto, se suceden las informaciones sobre situaciones similares acaecidas en ciudades alemanas.

Las llamadas a no instrumentalizar lo ocurrido en Colonia y otras localidades germanas a favor de la ultraderecha se sucedieron ayer desde el Ejecutivo de la canciller Angela Merkel, junto con el anuncio de medidas para mejorar la protección a la mujer frente a estos delitos. Todo extranjero que incurra en abusos sexuales, contra la vida, la integridad física o la propiedad deberá contar con la posibilidad de ser expulsado del país, anunciaron los ministros de Interior y Justicia, Thomas de Maizière y Heiko Maas, respectivamente.

En la misma línea, podrán perder el derecho a asilo los solicitantes condenados a una pena de más de un año y que supongan un peligro para la comunidad. Hasta ahora, se consideraba que la pena mínima para abrir un proceso de expulsión era de dos años y siempre bajo la prerrogativa de que se tratara de casos de especial gravedad o gran reincidencia.