Las figuras más importantes del histórico partido del Congreso de la India, ahora en la oposición, Sonia Gandhi y su hijo Rahul, comparecieron ayer ante un tribunal de Nueva Delhi entre altas medidas de seguridad por un caso de corrupción, lo que ha desatado una tormenta política en el país. Los dos líderes políticos decidieron hacer los últimos metros de recorrido hasta el tribunal de Patiala House, en el centro de Nueva Delhi, a pie y escoltados por decenas de agentes de policía, que los protegieron ante la avalancha de cámaras de fotos y televisión que se lanzó sobre ellos para inmortalizar el momento.

Los dos fueron puestos en libertad bajo fianza, acusados junto a otras cuatro personas de supuesta malversación en la operación de compra del diario indio "National Herald". Los seis habían sido citados a declarar tras la denuncia presentada "a título privado" en enero de 2013 por Subramanian Swamy, un popular político del gobernante BJP, el partido del primer ministro Narendra Modi.

Swamy solicitó ayer ante el juez que limitara los movimientos de la presidenta del Congreso, Sonia Gandhi, y de su vicepresidente, Rahul, y les retirara los pasaportes ante el peligro de que abandonaran el país,.

"Soy la nuera de Indira Gandhi, no tengo miedo a nadie", había manifestado la presidenta del Congreso la semana pasada después de conocer que ella y su hijo habían sido citados a declarar. Numerosos simpatizantes del partido de Sonia Gandhi, esposa del fallecido primer ministro Rajiv Gandhi (1984-1989), arroparon a los dos líderes.