"Estaba en casa con mis padrinos que me vinieron a visitarme", explicaba ayer Paula Baúlde Portas, una vilanovesa de 29 años que trabaja para una empresa de organización de eventos en París. Esta visita evitó que acudiese a la zona donde se produjeron los ataques. Allí quedó bloqueda hasta las cuatro de la mañana una amiga con la que suele quedar. Reconoció sentir miedo y aseguró que ayer "no salimos de casa, nos pasamos el día jugando al Monopoly porque la incertidumbre es tremenda".