El primer ministro británico, el conservador David Cameron, hizo por fin públicas ayer sus exigencias para apoyar la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea en el referéndum que prevé convocar antes de finales de 2017 y que, según anunció el lunes la prensa británica, podría ser adelantado a junio de 2016.

Las peticiones de Cameron son básicamente cuatro. En primer lugar, limitar los movimientos de ciudadanos comunitarios hacia el Reino Unido y reducir su acceso a las ayudas sociales, en particular las relacionadas con la vivienda o el desempleo, exigiéndoles haber trabajado y pagado cuatro años antes de empezar a cobrar.

En segundo lugar, disminuir el papel de Bruselas y el Parlamento Europeo en favor de los parlamentos nacionales y renunciar al principio de "integración cada vez más estrecha".

En tercer lugar, aceptar que la UE no tiene al euro como moneda única sino que cuenta con otras, entre las que se encuentra la libra esterlina o la corona danesa. Actualmente, Reino Unido y Dinamarca son objeto de una cláusula de exclusión respecto a la obligación de los socios comunitarios de integrarse en el euro a medida que cumplan los requisitos. En cuarto lugar, disminuir el nivel de regulación comunitaria de las actividades económicas para ganar competitividad.

Reforma del estatuto

Con la divulgación de estas peticiones, Londres da por iniciada la negociación para la reforma de su estatuto en la UE. Las exigencias de Cameron, contenidas en una carta dirigida al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, han sido acogidas de modo desigual por las instancias comunitarias, que han calificado las restricciones a la libre circulación de trabajadores comunitarios como "altamente problemáticas". No obstante, la canciller alemana, Angela Merkel, mostró su confianza en encontrar "una solución constructiva". Lo más llamativo es que en el seno de los cada vez más numerosos euroescépticos británicos las medidas divulgadas ayer han sido consideradas muy insuficientes.