El Gobierno británico anunció ayer que los vuelos desde el aeropuerto egipcio de Sharm el Sheij, estación turística del mar Rojo, hacia el Reino Unido se reanudarán hoy, viernes, aunque se aplicarán medidas adicionales de seguridad y solo se permitirá viajar con equipaje de mano. Veinte mil turistas británicos quedaron atrapados el miércoles en la localidad egipcia, después de que Londres decidiera suspender los vuelos con Sharm el Sheij. El Reino Unido tomó esta decisión tras inclinarse, como EE UU y Rusia, por la hipótesis de que una bomba fuera la causante del siniestro de un avión ruso, que se desintegró sobre el desierto del Sinaí causando la muerte a 224 personas.

El primer ministro británico, David Cameron, y el presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, acordaron ayer en una reunión en la capital británica un "paquete adicional de medidas de seguridad que será puesto en práctica rápidamente", informó un portavoz de Downing Street.

Cameron confirmó poco antes de la reunión la opinión británica, compartida con la inteligencia de EE UU, de que resulta "probable" que el avión ruso fuese derribado por el estallido de una bomba. En una declaración en la residencia oficial de Downing Street, Cameron afirmó que no hay "certeza" de que haya sido un artefacto explosivo, pero matizó que parece cada vez "más probable" que lo fuera.

En Moscú, después de que una fuente de la aviación civil rusa admitiera el miércoles la posibilidad de que "un objeto" de dentro del avión causase el siniestro, el presidente Putin habló ayer por teléfono con Cameron para instarle a a confiar en la "investigación oficial" rusa. Pese a las declaraciones de la aviación civil, la hipótesis oficial del Kremlin, al igual que la de Egipto, sigue descartando la hipótesis del atentado como causa del siniestro.