Los derechos humanos se han convertido en los últimos años en uno de los grandes caballos de batalla del independentismo saharaui, que recuerda constantemente el "estado de excepción" en el que vive el territorio del Sáhara Occidental bajo administración marroquí.

Hoy se cumplen 40 años de la Marcha Verde y El Aaiún está lleno de banderas marroquíes y de policías; los llamados "independentistas del interior" ni siquiera se plantean salir a la calle a reclamar sus derechos: "Sería imposible: la relación de fuerzas es aplastante", dicen.

Es el derecho de manifestación y protesta el que más atropellos sufre en el territorio: la policía marroquí impide desde siempre cualquier conato de manifestación de signo independentista, según denuncian repetidamente organizaciones como Amnistía Internacional o Human Rights Watch, además de las saharauis.

Cuando, pese al despliegue policial, los saharauis salen a la calle, la represión suele ser sin contemplaciones, reconoce Mohamed Salem Cherkaui, responsable local de la Comisión Regional de Derechos Humanos (órgano oficial y consultivo).

Cherkaui se empeña en difundir la cultura de los derechos humanos en escuelas y hasta en comisarías, y su comisión tiene permiso para visitar hospitales y prisiones (no así comisarías), aunque su labor no siempre es bien entendida, lamenta.

La Asociación de Víctimas de Violaciones de Derechos Humanos (ASVVDH, independentista) tiene contabilizados a 54 presos políticos, aunque sus condenas nunca son por delitos de opinión, sino por delitos como "agresión a agentes", "destrucción de bienes públicos" o "resistencia a la autoridad", relata su secretario general, Brahim Dahan.

Cherkaui admite que algunas condenas a saharauis esconden delitos de opinión, pero se resiste a calificarlos de "presos políticos".

Entre los presos saharauis más emblemáticos figuran los 21 condenados en 2013 por los disturbios del campamento de Gdaim Izik, en los que fueron asesinados once agentes marroquíes.

Según un comunicado conjunto emitido hoy por HRW, AI, la ASVVDH y Cristianos por la abolición de la tortura, los 21 fueron condenados sin pruebas ni testigos, basándose solo en confesiones obtenidas bajo tortura, y nunca se probó su relación con los crímenes.

Incluso el partido gubernamental marroquí, el islamista Partido Justicia y Desarrollo (PJD) ha pedido al rey Mohamed VI, a través de su grupo parlamentario, que indulte a los presos de Gdaim Izik como gesto hacia los saharauis en fecha tan señalada como la de mañana.

Libertad de asociación

En lo referente a la libertad de asociación, solo una organización independentista, la ASVVDH, ha sido legalizada por las autoridades y ya dispone de un local. Otras, como CODESA (también de derechos humanos), dirigida por Aminatu Haidar, o las que defienden los recursos naturales, la ecología o los derechos de las mujeres, siguen en la ilegalidad.

La Misión de la ONU en el Sáhara (Minurso) es la única del mundo que no tiene mandato para vigilar los derechos humanos, después de que Marruecos se opusiera por todos los medios a dotarla de esas competencias, como pretendió en 2013 Estados Unidos en un pulso que Rabat terminó ganando.

Rabat argumentó entonces que estaba abierto a las visitas de relatores de la ONU de cualquier tipo de derechos humanos, previa negociación, y que las instituciones marroquíes, entre ellas el mismo CRDH, se bastaban para monitorear el respeto a las libertades fundamentales.

Cherkaui lamenta que su organización no esté dotada de mayores medios financieros y humanos, y que las autoridades policiales la traten siempre con desconfianza y recelo -igual que hacen los independentistas, matiza-, pero añade un detalle: para él lo más preocupante es que se preserve la paz entre todos los habitantes del Sáhara.

Siendo él mismo saharaui, Cherkaui recuerda que los habitantes originarios del territorio no llegan ni al 20 %; el resto lo conforman colonos (aunque él no usa esa palabra, prohibida en Marruecos) llegados del norte del país.

Cherkaui señala que en los disturbios de Gdaim Izik de 2010 o los de Dajla en 2011 se produjeron violentos choques entre civiles, saharauis y marroquíes, en ambos casos con muertos, y considera que ese es ahora uno de los principales peligros en la región.

"La paz civil es frágil" y el racismo siempre acecha, dice.

Marruecos indulta a más de 400 saharauis

El rey Mohamed VI de Marruecos indultó hoy total o parcialmente a 433 presos saharauis, de un número total de 4.215 beneficiarios de un indulto otorgado "a título excepcional" por el 40 aniversario de la Marcha Verde que se celebra hoy, según un comunicado del ministerio de Justicia.

Aunque es muy raro que en los indultos se especifique la condición de saharauis de los presos, el comunicado indica que hay 215 reos "originarios de las provincias del sur" a los que se ha perdonado el resto de su pena, y otros 218 del mismo origen a los que se ha acortado su pena de prisión.

El comunicado no especifica si entre los indultados están los 21 condenados a penas de entre 20 años y cadena perpetua hace ahora dos años por la violencia desatada durante el desmantelamiento del campamento de Gdaim Izik en 2010, tras un juicio en el que fueron condenados con la sola base de sus confesiones ante la policía, arrancadas bajo tortura, según denunciaron.

En los últimos días, organizaciones internacionales como Amnistía Internacional y Human Rights Watch, así como el grupo parlamentario del Partido Justicia y Desarrollo (PJD, que encabeza el gobierno) o la parlamentaria saharaui Gajmula Ben Ebbi, habían pedido al monarca su intercesión para indultar a esos 21 presos con ocasión del aniversario.

Pero además, el indulto ha incluido a 37 presos "condenados por casos de extremismo y terrorismo", en lo que los medios han interpretado como referencias a los presos salafistas.

Estos últimos indultos -afirma el comunicado- se han otorgado "después de que hayan expresado oficialmente su apego a las constantes y valores sagrados de la nación y a las instituciones nacionales, revisado su orientación ideológica (y) rechazado el extremismo y el terrorismo".