La hipótesis de una bomba a bordo parece abrirse paso en el caso del siniestro del avión ruso caído el pasado sábado sobre el desierto del Sinaí (Egipto), en el que perdieron la vida 224 personas provenientes de la estación turística de Sharm el Sheij, en el mar Rojo.

Tanto Reino Unido como Rusia -que descartó al principio la hipótesis del atentado- dejaron ayer aflorar sus sospechas de que la causa de la catástrofe fue el estallido de una bomba, aunque Moscú evitó utilizar ese término y se limitó a hablar de "un objeto".

"Mientras la investigación sigue en marcha no podemos decir categóricamente por qué se estrelló la aeronave rusa, pero a medida que ha ido saliendo información a la luz nos hemos ido sintiendo más preocupados por la posibilidad de que el avión fuera derribado por un artefacto explosivo", señaló un portavoz del primer ministro británico, David Cameron. Londres anunció ayer mismo que se han retrasado los vuelos procedentes de Sharm el Sheij con destino al Reino Unido.

Una fuente de la aviación civil rusa afirmó por su parte: "Ahora mismo hay dos hipótesis en estudio: o fue algún objeto del interior o fue un fallo técnico. El avión no pudo simplemente partirse en el aire. Tuvo que ocurrir algo", dijo la fuente.

Provincia del Sinaí, un grupo que ha jurado lealtad a los yihadistas del Estado Islámico, se atribuyó ayer por segunda vez en los últimos días el derribo del avión "en respuesta a los bombardeos rusos que han matado a cientos de musulmanes en territorio sirio".